Pese a que las elecciones presidenciales serán dentro de un año y tres meses, pareciera que se votaría mañana.
Por lo tanto, este abismo entre el tiempo cronológico y la disputa real —cuando ni siquiera existen candidatos formales— conduce a un anticlímax en el proceso, pues ofrece cambiar todo, pero la demagogia prevaleciente es para que nada cambie.
Una primera falla es que en 30 gobiernos de 32, más el federal y cientos de municipios que serán renovados en 2018, están más preocupados en el futuro personal que en gobernar.
Los presupuestos y gastos de cientos de entidades están orientados por esta precipitación y alineamiento de fuerzas. ¿Hacia dónde? ¡Hacia más de lo mismo!
El discurso político de la gran mayoría de los aspirantes está vacío. Se llama a la unidad nacional, cuando de los mismos cuarteles se lanza a sus camisas pardas en campañas de intolerancia a marcar casas y personas acusadas de “no creer”.
Cualquier disidencia o manifestación en el espacio público de inmediato es acusada de traición y divisionismo, cuando cada propuesta de los futuros gobernantes viene justamente de herir, lastimar y dividir.
El momento es para releer y parafrasear el poema de Martin Niemöller, adjudicado a Bertolt Brecht “Ellos vinieron”, pues la sociedad mexicana y toda idea de construir una alternativa posible es criminalizada desde una idea de maximato en el cual es obligado a creer sin la más mínima crítica. Primero vinieron por los zapatistas, pero como yo no era zapatista, no dije nada… Luego vinieron por los que buscaban opciones independientes y como yo no era eso, no dije nada…
El problema del anticlímax de esta elección venidera es que la imposición autoritaria demanda creer que una institución en descomposición, como el presidencialismo, nos resolverá todo incendiando el Reichstag (en México ya incendiaron San Lázaro en 1989) y lo hacen ahora, conduciendo hacia la paralización y desprestigio, pues siendo parte del problema, el Congreso también es parte de la solución para reformar el Estado, pues esa es su responsabilidad y no de la Presidencia decadente que se disputan.
El anticlímax es funcional para impedir todo proceso de construcción de alternativas de fondo y cambios no solo de personajes que recurren a lo maniqueo para fabricar derrotas y luego victimizarse.
Hoy es día de la mujer. Día de la mitad del país, que como el resto vive la incertidumbre frente al conservadurismo ya demostrado, por la opción única, que mediante la intimidación y la mano alzada, debemos saludar y creer.
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@MarcoRascon