Sin haber llegado a los treinta días que la Presidenta Sheimbaum se comprometió con Trump a adoptar medidas que permitan reducir la migración, el tráfico de fentanilo y una cruzada contra el crimen organizado, el Presidente estadunidense constantemente viola dicho acuerdo. ¿Qué pudo haber motivado esta actitud verdaderamente agresiva del mandatario?
Aquí la reflexión: El estado de Sinaloa que ha sido testigo, desde hace meses, de la guerra entre los carteles del narcotráfico, fue estratégicamente seleccionado en esta administración federal, dando inicio con el envío del Secretario de la Defensa General Ricardo Trevilla, y el de Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, con lo que se pretendió enviar un mensaje de apoyo del gobierno mexicano a fin de hacer frente a los compromisos establecidos.
Sin embargo, y aún con el poder y esfuerzo de las Instituciones del Estado, en Sinaloa continúa el enfrentamiento entre los carteles, dejando a su paso gran violencia que vive la ciudadanía con cientos de muertos. A fin de controlar esta realidad le han sido otorgadas facultades constitucionales a García Harfuch para que sea él quien coordine la estrategia. Sin embargo, la estructura y formación de los militares es acatar las órdenes de su Comandante en jefe y difícilmente las de un civil, así como los Secretarios de la Defensa y de la Marina acatan órdenes de la comandante suprema de las fuerzas armadas, que es la Presidenta Sheinbaum, pero no las de un civil como es García Harfuch.
Estos eventos son observados por las agencias de inteligencia estadounidenses, quienes con base en datos duros y análisis de la información toman decisiones objetivas y precisas. De haber tenido éxito el plan Sinaloa, este modelo se pudiese haber trasladado a otros estados y municipios del país.
Los logros en Sinaloa, en donde se han obtenido resultados con la captura de delincuentes y eliminación de lugares donde se produce droga, al parecer no han sido suficientes para que Trump modere su actitud que hasta este momento ha sido violatoria a los acuerdos con la Presidenta de México, y la realidad es un estado convulso.
Para la Casa Blanca ha sido prioritario lo que sucede en Sinaloa, estado donde ha puesto la lupa desde la detención del Mayo Zambada en la administración de Biden, percatándose de la falta de coordinación entre las dependencias de diferentes niveles de gobierno, acentuándose este conflicto debido al control de la estrategia que le ha sido otorgado a García Harfuch y no a los titulares de las fuerzas armadas.