Si hay algo que se ha pedido desde que comenzó la crisis por la epidemia de covid-19 en México es que no se politice la epidemia. Lo que no podremos evitar, sin embargo, es que la epidemia afecte las elecciones de 2021.
Falta poco más de 14 meses para asistir a las urnas, pero los partidos políticos que vayan a participar en las mismas tendrán que estar muy atentos de todo lo que rodea al fenómeno sanitario que vivimos, pues del mismo depende su éxito o derrota en los comicios venideros.
Es necesario recordar que en 2021 se votará para renovar la Cámara de Diputados (300 curules distritales, y 200 de mayoría relativa); además de que habrá procesos para renovar gobernadores en trece estados del país: Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
Un estudio publicado ayer por el diario El Financiero muestra que ante la pregunta de por cuál partido votaría hoy para diputado federal, 59 por ciento dijo que por ninguno, o que no sabía. Apenas 18 por ciento dijo que votaría por Morena; mientras que 10 por ciento lo haría por el PAN, y 8 por ciento por el PRI. Del resto de los partidos se suma en total 5 por ciento; es decir, nada.
Así las cosas, los partidos políticos (todos) muestran un alto porcentaje de desinterés o incluso desprecio por parte de los electores. Y si encima se suma que hay seis nuevas organizaciones buscando convertirse en partidos (Redes Sociales Progresistas, Encuentro Solidario, Grupo Social Promotor por México, México Libre, Fuerza Social por México y Fundación Alternativa, queda claro que la pulverización del voto será enorme.
Por eso la epidemia de covid-19 se mantendrá en el centro del debate en los próximos meses; e invariablemente los dirigentes partidistas, y eventualmente los candidatos, hablarán pestes o maravillas (según el color de su partido) del trabajo del presidente, del gobierno federal, y de los gobernadores ante la enfermedad que nos tiene paralizados.
Eso lo saben los partidos. Por eso veremos que el covid-19 no sólo será el enemigo a vencer, sino que también será usado como instrumento en las elecciones. Todo es cuestión de esperar.
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