Política

Zapata con zapatillas

  • Contracorriente
  • Zapata con zapatillas
  • Maite Azuela

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

El martes pasado se generó una calurosa discusión por la obra del artista Fabián Cháirez, la cual proyecta a uno de los héroes revolucionarios mexicanos más importantes de la historia, y que continúa siendo un ícono de las causas sociales de nuestra época: Emiliano Zapata. No es la intención de esta columna hacer una crítica del arte sobre la pintura de Cháirez, pero bien vale revisar el discurso homófobo y machista que su exhibición ha evidenciado, en un contexto que contrasta con el hartazgo contra las prácticas y expresiones machistas normalizadas por la sociedad.

La polémica en torno a la obra se dio en dos dimensiones muy tangibles. Por un lado, la familia descendiente de Emiliano Zapata afirmó que exponer una obra así “es denigrar la figura de nuestro general pintándolo de gay”. Además, un grupo de personas presuntamente lideradas por la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas entró al Palacio de Bellas Artes para subirle el tono a la protesta. Por otro lado, las redes sociales estallaron y como siempre, mensajes de rechazo sacaron a flote la intolerancia convertida en odio.

La imagen de Zapata con cuerpo femenino calzando zapatillas que emulan una pistola enciende la homofobia histórica que trastoca estereotipos como el planteamiento machista de una revolución que aniquila cualquier esbozo de feminidad. ¿Esta pintura modifica el heroico papel revolucionario del Caudillo del Sur? La respuesta obvia es que no, pero las reacciones y manifestaciones contra la obra de Cháirez colocan el heroísmo de un referente histórico en la imagen de masculinidad estereotipada.

Su protesta no se trata únicamente de un acto homofóbico contra la comunidad LGBT, sino que además asume que presentar gráficamente a un personaje histórico fuera del parámetro de macho mexicano agrede la memoria histórica. Aunque Emiliano Zapata haya muerto hace 100 años, su figura está sometida al escrutinio público y se recurre a su imagen para dar significación incluso a luchas actuales. Está de más decir que la dignidad de las personas de ninguna manera se trastoca por relacionarles con cualquier preferencia sexual, como en este caso. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si nos presentaran un Zapata bajo el estereotipo del narcotraficante mexicano?, ¿alguien se quejaría de presentar a Zapata con rasgos de hombre violento y rodeado de mujeres con poca ropa?

El Zapata con Zapatillas es revolucionario para las narrativas que hoy necesitan quienes luchan para que su dignidad sea respetada por la sociedad, desde las mujeres que denuncian la violencia de género hasta las personas de la comunidad LGBT. Lo que pasó el martes evidencia que durante estos años no ha sido suficiente el discurso a favor de la legitimidad de la comunidad homosexual, pues a pesar de todo ese esfuerzo y los logros que se han dado gracias a ello, un grupo de la población continúa reaccionando a partir de paradigmas moralistas donde la ética y la trayectoria se desvanecen.

Es justo por eso que la obra de Cháirez actualiza la narrativa e interpela a quienes, por el machismo arraigado, no terminan de reconocer que, por ejemplo, ser homosexual no es un insulto para nadie y que hacerlo con un personaje histórico reivindica la irrupción que da vida a las revoluciones.

@maiteazuela

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.