En Nuevo León no todo marcha como dicta su lema: “Semper Ascendens”, “Siempre Ascendiendo”. Aunque la frase adorna con orgullo el escudo estatal y evoca grandeza, la realidad actual muestra señales preocupantes para esta tierra históricamente marcada por el emprendimiento y la cultura del esfuerzo.
Hoy, uno de los pilares que dan identidad al estado –su capacidad productiva formal– comienza a tambalear. Y las cifras no mienten. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reporta que febrero fue el cuarto mes consecutivo con caída en el número de patrones registrados a nivel nacional. México cerró el mes con un millón 48 mil 506 empleadores formales, 2.3 por ciento menos que en febrero de 2024.
Nuevo León no es la excepción. A pesar de la existencia de programas como Hecho en Nuevo León, orientados al crecimiento en ese rubro, las cifras reflejan lo contrario. El estado registró 77 mil 599 empresas en el IMSS, una baja ligera pero significativa del 0.1 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Además, es la cifra más baja para un mes de febrero desde 2009. En una entidad que se ufana de ser motor económico del país, este dato enciende focos de alerta.
Mientras tanto, el gobernador Samuel García comparte con entusiasmo en sus redes sociales el “corte de caja” de su gira por Europa. Desde aquel continente anuncia inversiones por cerca de 2 mil 800 millones de dólares y la eventual creación de 13 mil empleos. Lego, Volvo y otras firmas europeas y asiáticas estarían apostando por instalarse en el estado. Sin duda, buenas noticias. Pero hay que preguntarse: ¿Cuánto de esa promesa se traducirá en desarrollo para los que hoy enfrentan obstáculos para sostener o iniciar una empresa en casa?
En el ámbito nacional, el escenario tampoco pinta fácil. La semana pasada, la presidenta Claudia Sheinbaum renovó los 18 puntos clave de su Plan México, con el objetivo de fortalecer el mercado interno, mejorar los salarios, reactivar la producción nacional y regional, y disminuir las importaciones. La estrategia busca hacer frente a la creciente incertidumbre global, especialmente ante el riesgo latente –como ya ocurrió con el acero, la cerveza, las latas y otros productos que México exporta a Estados Unidos– del posible regreso de aranceles impulsados por Donald Trump.
Frente a ese contexto global y nacional, en Nuevo León debemos celebrar las inversiones extranjeras, sí, pero también mirar hacia dentro. Es tiempo de abrirle la puerta no solo a los grandes capitales, sino también a los nuevos emprendedores, a quienes con esfuerzo y sin reflectores quieren levantar su propio negocio. Necesitamos un ecosistema más amigable, más accesible, más regio.
Esperemos que este nuevo relanzamiento del programa Hecho en Nuevo León, anunciado por Samuel García hace poco más de un mes con el enfoque de impulsar a las micro, pequeñas y medianas empresas, le genere al gobernador el mismo entusiasmo, y que pronto tengamos noticias de un éxito rotundo en el establecimiento de nuevas empresas locales. Porque Nuevo León no se construyó solo con cifras millonarias, sino con visión, tenacidad y trabajo constante. No podemos olvidar que ya se nos esfumó una Giga promesa. Esta tierra es la cuna de la industria y el emprendedurismo mexicano, y si no reforzamos esas raíces podríamos quedarnos solo con los anuncios… y con los influencers.