Todavía se recuerdan las palabras del doctor Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud Federal, en las cuales hablaba sobre un escenario en el país y en el cual el covid-19 cobraría 6 vidas.
Pero como el número le falló siguió dando cifras, ya que después dijo que los fallecidos por el coronavirus en el territorio nacional serían 8 mil, posteriormente 12 mil 500, después dijo que el número sería de 28 mil, siguió con 30 mil o 35, hasta llegar a los 60 mil muertos por este virus.
Como nunca le cuadraron los números al señor López-Gatell, empezó a sacar una y mil excusas, principalmente la de culpar a los mexicanos de no acatar las indicaciones de guardar la sana distancia, de no utilizar gel antibacterial y no lavarse las manos, sin mencionar el uso del cubre bocas, ya que para él, este trapito entre nariz y boca no es eficaz para evitar los contagios.
Sigue pasando el tiempo, el señor sigue diciendo mentiras y mientras el número de decesos y de contagios va en aumento, resulta que gran parte del territorio nacional ya se encuentra en semáforo naranja.
Estas decisiones han provocado que los mexicanos vuelvan a la nueva normalidad, pero con la única diferencia que ahora sí es obligatorio el uso de cubre bocas, por lo que en las calles ya se observa que los ciudadanos realizan sus rutinas cotidianas, sin respetar los protocolos de salud establecidos.
Se pueden ver los diferentes negocios abarrotados, los centros comerciales tienen clientes en gran número, los restaurantes han vuelto a su vida normal y en las principales calles de los municipios de la región lagunera, las personas caminan con toda tranquilidad, como si el covid-19 no existiera.
Es triste, ya todo parece normal, con la novedad que muchos utilizan el cubre bocas como requisito, pero la realidad es que también lo traen de adorno, algunos lucen con diferentes figuras, otros presumen traer de los más caros, pero en la realidad muchos de los que se usan son de baja calidad y la verdad no ayudan en nada, no protegen ni al que lo trae puesto, como tampoco a quienes están a su alrededor.
La nueva normalidad llegó y con ella las actividades cotidianas, sin importar la cantidad de contagios en todo México.
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