Bajo un formato creativo y una conducción fresca, debatieron por segunda ocasión los cuatro contendientes a la gubernatura de Coahuila en las instalaciones del Tec de Monterrey, Campus Saltillo.
El acierto de las organizaciones responsables, COPARMEX Saltillo y Torreón, tuvo dos frutos puntuales: Bajó el nivel de ataques y elevó el número y la calidad de las propuestas de los candidatos.
Un común denominador de las mismas, expresado de distintas maneras por los cuatro candidatos, fue “ciudadanizar su agenda de gobierno” para incrementar la transparencia, la rendición de cuentas y, con ello, la confiabilidad de su gubernatura.
En ese sentido, tres preguntas son pertinentes: ¿es, “ciudadanizar por ciudadanizar”, suficiente como antídoto para fortalecer la confianza de la gestión gubernamental?
¿Cuál de los cuatro candidatos cuenta con una experiencia real en ese tema? Y, ¿cuál de ellos, tendrá la credibilidad para hacerlo?
La tesis de pensar que “ciudadanizar por ciudadanizar” es suficiente es errónea por tres razones:
(1) a priori, un ciudadano no posee una superioridad ética sobre el político.
Tendría que demostrarla, en todo caso, en el ejercicio de la misma posición de poder ejercida por el político.
(2) ciudadanizar el poder público exige un método para convocar de manera pública a los mejores perfiles ciudadanos, ya para ocupar un puesto público o integrar algún comité que transparente y rinda cuentas sobre el gasto gubernamental.
Y, (3) los ciudadanos elegidos para ciudadanizar la gestión pública deben ser capacitados -por una entidad especializada- para conocer en detalle sus responsabilidades y sus alcances y fortalecer la dimensión cívico ciudadana de su participación.
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.
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