Hay que exigir, no pedir.
Hace algunos meses nos dio gusto que el Presidente autorizara recursos para un nuevo ducto en la presa El Cuchillo y lo aplaudimos, como si él fuera dueño de nuestro dinero. Igual sucede, frecuentemente, que el gobernante le suplica al Presidente y los alcaldes le suplican al gobernador, con lo que estamos invirtiendo los papeles, a pesar de que contamos con un tesorero que ha logrado aumentar los ingresos propios del 16 al 22.7%.
Pero esto se ha logrado con nuestros impuestos, ya que el pacto fiscal solo nos devuelve 29 centavos de cada peso que el estado aporta para la distribución en un país, aparentemente con un sistema federal, que obliga a la Federación a distribuir los ingresos en forma equitativa; y además nos obliga a que le agradezcamos lo que tiene obligación de hacer, que es redistribuir el capital de todos los mexicanos a programas prioritarios y a lugares estratégicos que producen y no a caprichos personales.
El gobernador, cuando era senador, defendió cambiar el pacto fiscal y nominó a un tesorero bien probado en el arte-ciencia de las finanzas, que ha demostrado su capacidad para recaudar, para distribuir y sobrevivir en un estado que no es tratado con justicia por la Federación. Y tampoco es correcto que estemos de rodillas ante la Federación, pues ella tiene obligación de utilizar los recursos de todos los mexicanos para beneficio justo y parejo de las entidades. Por lo anterior, no tenemos por qué agradecer, porque para hacer ese trabajo les pagamos.
En algunos países nórdicos cuando un funcionario, ministro o presidente presume una obra pública se le multa y se le cuestiona por estar presumiendo con dinero ajeno lo que es su obligación.
Y aquí tenemos que andar de pedinches para obras indispensables, como las que impactan la seguridad, el aporte de agua, el transporte y todas las necesidades y no es justo que solo aumentando los impuestos la Federación haga sus obras, muchas de ellas sin estudios de planeación productiva, olvidando a estados como el nuestro, que ha demostrado su capacidad de trabajo y que es respetado a nivel internacional.
Descartes: Pienso, luego existo… Yo creo que la revisión del pacto fiscal es un acto de justicia, no una solicitud de clemencia y en eso todos los nuevoleoneses debemos estar unidos.