Lugar 69 de 91 y tercero en muertes.
Los datos de pruebas por paciente y mortalidad son de Lancet , revista inglesa de amplio prestigio y por supuesto representan la cruda y brutal realidad: México no ha manejado bien la pandemia y el problema no es que tengamos ese problema, sino que no lo reconocemos.
Basta como ejemplo señalar que cinco ex secretarios de Salud le han propuesto al secretario Alcocer, que es una gente buena, pero pasiva, ayudarle con un plan nuevo basado en la experiencia en la Salud Publica nacional y Frenk hasta en el extranjero, y la respuesta fue que López-Gatell tuvo una expresión sarcástica de ese apoyo. Es decir, tácitamente no se aceptó.
Todos estos hechos son muy preocupantes, porque cuando uno pierde el sentido de la realidad, ya no existen mecanismos para enmendar los errores y continúa uno con sus fantasías, o con la pérdida esquizoide de la realidad, lo que es muy peligroso para personalidades que deciden la vida de otros, como en nuestro caso son las del gobierno federal.
Si a lo anterior le agregamos la confusión sobre el Insabi, pues se canceló el Seguro Popular, que tenía muy claras las cosas, y ahora tenemos una institución de la que no sabemos cuáles son sus programas y cómo tratar a la gente que no tiene recursos, que son los que más mueren. El suscrito recibe peticiones de personas sin IMSS y nadie los recibe, porque el Insabi, cuyo director no tiene nada de experiencia en ese tema, no aclara bien las cosas. Esto, a pesar de que el Presidente prometió gratuidad.
Todo esto nos produce a los médicos e instituciones hospitalarias, incluyendo nuestra Secretaría de Salud que esta bien dirigida, una gran depresión, porque observamos las cifras alarmantes, y a pesar de que Nuevo León, reitero, es el mejor en morbilidad, ahora existe también ausencia de medicamentos para quimioterapias y otras medicinas, porque se suprimieron las compañías farmacéuticas convencionales, con la generalización de la corrupción y no se planeó bien el nuevo sistema de salud.
Descartes: Pienso, luego existo… Equivocarse no es tan peligroso como no reconocerlo, porque lo último no tiene remedio.
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