“Personaje de excepción”.
No conozco bien al diputado Waldo, pero a través de su apoyo a los presupuestos del estado por medio de su participación en la Cámara de Diputados y de sus diferentes conferencias y participaciones escritas y verbales, he aprendido a sentir un dejo de admiración por su labor.
Actualmente es representante de Nuevo León y miembro del Partido de la Revolución Democrática, mismo que por sus conflictos internos está en crisis, pero seguramente tiene muchos buenos mexicanos, que como Waldo, hacen su trabajo para beneficio social y no para ego-beneficio político personal o partidista.
Mi opinión está basada, no solo en lo que leo en los medios de comunicación sino en los comentarios de muchos de mis amigos, veteranos ya en estos terrenos de la política, que me han dicho, que el diputado tiene una gran participación e influencia en la Cámara de Diputados, pues su bonhomía y buena actitud, así como sus conocimientos en derecho, le permiten un respeto bien ganado por parte de sus compañeros y además una admiración de los ejecutivos de otros partidos y que han recibido siempre el apoyo incondicional de Waldo en beneficio de Nuevo León.
El que esto escribe fue diputado en la LXX Legislatura y sabe de las dificultades para ser un buen hombre en la vorágine laberíntica de una cámara, en la que hay gentes capaces con aptitudes intelectuales y racionales, pero también muchos otros que se desprenden de su natural obligación y generan conflictos, confundiendo la democracia participativa con la tendencia entrópica social.
Nuestro representante actual, puesto de manifiesto por este comentario, ha cruzado el pantano de la sinrazón sin mancharse, porque goza de múltiple y plena admiración. Valga mi felicitación y espero que muchos sigan su ejemplo.
