A poco más de dos semanas del arranque de la temporada 2019 de la NFL, hay un caso que ha dado mucho de qué hablar: la ausencia del campo de entrenamiento de Ezekiel Elliott, corredor de los Vaqueros de Dallas, quien le pidió a Jerry Jones un nuevo contrato multianual y obvio con muchos millones de dólares, solicitud que hasta ahora Jerry Jones no ha aterrizado, ocasionando dimes y diretes de ambas partes.
Y obvio, el más perjudicado con todo esto es el equipo.
El estelar y polémico corredor todavía tiene un año de su contrato de novato, por el cual devengara 3.8 millones de dólares en 2019, con opción a un año más, pero él pretende de una vez renegociar su convenio.
El dueño de los Cowboys ha externado a la prensa de Dallas que ya tiene preparada una oferta no solo para Elliott, sino también para el quarterback Dak Prescott y el receptor Amari Cooper con la que se ubicarán entre los cinco mejores pagados en su posición en la NFL, pero por lo pronto no hay nada en concreto.
El representante de Zeke, Rocky Arceneaux, dio a conocer que su cliente ha considerado la posibilidad de no jugar esta temporada si no llega a un buen arreglo, lo cual, de suceder, mermaría notablemente las aspiraciones de los Cowboys de trascender en su división y en la Conferencia Nacional, y es que en dos de sus tres temporadas en la Liga, Elliott ha terminado como líder corredor.
Jerry Jones había manifestado también que aun sin Ezekiel, Dallas sería un equipo contendiente, pues su lugar lo cubrirían de buena manera el novato Tony Pollard y el veterano Alfred Morris. Vaya polémica.
El caso es que Elliott podría seguir los pasos de Le’Veon Bell, quien no jugó en 2018 al no aceptar el tag de jugador franquicia que le habían impuesto los Acereros de Pittsburgh.
Por lo pronto, Elliott espera la oferta de los Vaqueros disfrutando el sol y la arena en Los Cabos.
