“Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, reza la conocida sentencia bíblica con la cual Jehová castigó al ser humano por su desobediencia al haber comido la manzana del árbol prohibido, mismo que en la tradición judía no era manzano sino una especie de cítrico de agradable aroma llamado “etrog”, que desde entonces y aun hoy en día en el judaísmo se considera como parte importante de sus “Fiestas de las Cabañas” o “Sucot”, que conmemora los 40 años que pasaron en el desierto en esas viviendas.
Sea manzana, limón, mango o nopal, lo cierto es que la maldición cayó sobre todos los hombres sin distinción de raza o nacionalidad, con lo cual se les complicó la existencia a aquellos primeros pobladores del paraíso, en el que hasta hacia poco no tenían la necesidad de trabajar para comer.
Pero el asunto se complico aún más cuando para poder comer pan, se preguntaron:
¿Cómo gratificar el trabajo de unos en beneficio de otros?, y fue probablemente entonces que se inventó el dinero y con él: los préstamos, los intereses, la propiedad privada y todas esas diferencias socioeconómicas entre los seres humanos, que hasta la fecha mantienen agarrados de la greña a capitalistas y socialistas, tan agarrados así, que en un descuido, gringos y chinos victimas de su ambición de poder y presas de “La trampa de Tucídides”, nos arrastran a todos al matadero.
Pero como todas las cosas útiles, el dinero no es bueno ni malo, es simplemente la materialización de un cierto trabajo realzado en un cierto lapso de tiempo, visto así, el capital no es sino trabajo acumulado, que como moneda, billete u otra forma de pago, nos permitió prescindir del antiguo trueque para tener un eficiente intercambio de mercancías y servicios.
Tal vez porque de algún modo sabemos que el dinero es tiempo y trabajo acumulados, es que todos podemos apreciar su valor, lo que entre otras curiosidades puede decirnos mucho de nosotros mismos.
Sobre todo si reflexionamos: ¿en que gastamos el dinero?
Esas son nuestras verdaderas prioridades y en el fondo, quizás revelan cuál es nuestro personal sentido de la vida.
