Fue horrible lo de la semana pasada. Lo del bullying en Twitter. Lo del muro y la visita cancelada. Lo último que sabemos es que finalmente Enrique Peña Nieto y Donald Trump tomaron el teléfono, charlaron durante una hora, y como pareja con desavenencias que va a terapia, acordaron no hablar en público del tema (del dinero para el muro, de quién paga).
Pasadas ya las trompadas, las peroratas y los embates en redes sociales (que el incontinente tuitero Trump reanudará cualquier mañana), el gobierno mexicano debe concentrarse ahora en lo que sí puede hacer, más allá de los discursos patrioteros y de las banderas en los avatares o en perfiles de las cuentas de Twitter, Facebook o WhatsApp: lo más importante que tiene a la vista es la defensa de los mexicanos que viven indocumentados en Estados Unidos. De acuerdo con lo que publica en la edición de MILENIO de hoy mi colega reportero Rafael López, se trata de más de 6 millones de mexicanos que viven en decenas de ciudades santuario.
El Presidente ordenó que la Secretaría de Relaciones Exteriores refuerce las medidas de protección a nuestros connacionales. “Los 50 Consulados de México en Estados Unidos se convertirán en auténticas defensorías de los derechos de los migrantes”, anunció. Se les brindará la asesoría legal “que les garantice la protección que requieran”. Convocó a legisladores y organizaciones de la sociedad civil a que sumen esfuerzos a fin de “respaldar y apoyar” a los migrantes.
Suena muy bien. Es lo urgente. Es lo realizable, es lo que el Estado mexicano sí puede hacer, pero es imprescindible que los consulados no sean una especie de agencias de viajes dedicadas nada más a constatar que los mexicanos sean expulsados de “forma ordenada” y con protocolos adecuados, como anunció el propio Presidente cuando dio a conocer sus medidas de política exterior. No. De lo que debe tratarse es de que los cónsules, asesorados por abogados y organizaciones locales que tienen muchos años en esos combates, los ayuden para que puedan seguir trabajando ahí y viviendo con sus familias.
Y sí se puede luchar para eso. Mi compañera reportera Melissa del Pozo narró un caso así la semana pasada aquí en MILENIO (http://tv.milenio.com/internacional/falta-transito-podria-ocasionar-deportacion_3_890340994.html). Vanessa Job, otra de nuestras reporteras de Asuntos Especiales, publica en esta edición (su pieza se transmitirá esta noche) una historia de otro mexicano que ha sabido defenderse legalmente allá, incuso contra sus empleadores abusivos.
Ese es el muro que México puede y tiene que construir alrededor de los millones de migrantes que están allá, asustados y estresados en suelo estadunidense. Y para eso se necesita gente y muchos recursos. Que se consigan. Es prioritario y factible.
Lo demás, lo demás es seguir tuiteando. Y ahí, ahí Trump es un afinado sicario de redes sociales donde suele ganar…
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