Política

Román en crisis de comunicación política

  • Columna de Juan Noé Fernández Andrade
  • Román en crisis de comunicación política
  • Juan Noé Fernández Andrade

Al igual que la oposición política –desideologizada- del PRIAN al gobierno de la 4T, que no sabe qué argumentar y esgrimir para avanzar con certeza y credibilidad y ganar adeptos entre la opinión pública, igualito sucede en Torreón: 

el alcalde Román Alberto Cepeda González está en medio de una crisis de confianza entre la población.

En el primer caso, prácticamente no hay, en términos estrictos, las dirigencias de los dos partidos (PRI y PAN), sus militantes y representantes en las cámaras de diputados y senadores han caído en expresar su inconformidad, su rivalidad y su impotencia, lo cual los apenas los presenta como imberbes. 

La 4T, desde su “mañanera” y un discurso que sí llega a sus destinatarios, los ha puesto de rodillas. 

El prianismo vive una profunda etapa antagónica y nada más. Ni a López Obrador ni a Sheinbaum Pardo, ni a lo que representan, los mueven de donde están.

En Torreón, el caso de Román Cepeda es casi idéntico. No halla, no atina a entender ni aceptar que su gobierno, su segunda administración, atraviesa la peor crisis de credibilidad y, por lo mismo, está en bancarrota política. 

Nadie mete las manos al fuego por él. 

Román nunca se dio cuenta que en su partido la deslealtad, la traición, el oportunismo, el agandalle, la falta de escrúpulos, de moral, de ética y de profesionalismo entre quienes son sus colaboradores más cercanos, lo sentarían en el cadalso ante el gobernador del estado, Manolo Jiménez. 

Él mismo, Román Alberto, por su personalidad egocéntrica, se ha envuelto en pasajes de muy poca monta intelectual, con los daños y perjuicios que la ciudadanía –ya encolerizada- no acepta pagar más.

El alcalde mostró una y otra vez que no sabe comunicarse en situación de crisis política. 

Está solo, lo dejaron solo, porque así ha preferido, no escucha, no oye, no entiende que no entiende. 

Salvo el primer regidor y uno que otro coequipero, su administración brilla en todas las tonalidades grises posibles. 

El presidente municipal no cuenta con la sagacidad requerida en estos casos, lo que empeora por su ánimo confrontativo y continua dislexia, de la que no se ha ocupado. Está solo.

Ni el secretario del ayuntamiento, ni su ex director de Seguridad Pública, ni la mayoría de sus funcionarios han sabido protegerlo, cobijarlo. 

Un conocido comentócrata que navega según estén las aguas, asegura que el gobernador Manolo Jiménez orquestó la campaña desatada por diversos frentes contra Román y que su intención es acorralarlo hasta que pida licencia o renuncie al cargo. La grilla entre uno y otro arreció. 

Fuentes confiables de quien esto escribe, aseguran que sus diferencias ya son insalvables, la tolerancia del mandatario coahuilteca llegó a su límite y tuvo que dar un manotazo en la mesa para que, por fin, Román entendiera que quien manda en Coahuila es él y nadie más. 

Si el fiscal Federico Fernández Montañez ha llevado a cabo el cumplimiento de sus órdenes, es por decisión de Jiménez Salinas, y de nadie más. Así es la política y tan tan.

Este contexto, más la enfermedad que padece el alcalde, dejan observar que, como a nivel federal, ni la oposición del Prian ni Román en Torreón, han podido hacer contrapesos a la maquinaria de la 4T ni del gobernador. ¿Dónde están los presuntos aliados (de papel) del PRI en el municipio?

Lo peor es que Román tampoco dispone de un verdadero equipo de comunicación social, de experiencia, tablas, valentía, inteligencia en el arte de comunicar. 

Yohan Uribe, titular del área, es, en parte, responsable de lo que hoy sufre el alcalde. 

Yohan, me han dicho colegas menos proclives al chayo, que no responde llamadas ni mensajes, nada de nada, ¿qué hace? 

Porque el problema suscitado entre el alcalde y el gobernador, era para que Yohan hablara con su jefe, acordaran acciones, emitieran comunicados, propusieran entrevistas, generaran corrientes de opinión para equilibrar lo que los berrinches de Román han causado y le han pegado en su, ahora, deteriorada imagen. 

Los señalamientos más duros y adjetivados de la opinión pública torreonense están a todo lo que dan.

Yohan ha sido un cero a la izquierda. 

Para él, como para Román, lo ríspido del momento en Torreón, muestran que nunca fue, para ellos, la oportunidad de atender una emergencia política que exigía una comunicación concreta. 

La crisis municipal demandaba estrategias que nunca se asomaron. 

Se preocuparon más por aparecer sonriendo en los medios, descalificando a sus críticos, favoreciendo su impunidad y la violencia institucional y mentar madres con todas sus letras. Son demasiados errores. 

Los problemas sí han trastocado la gobernabilidad municipal, les guste o no les guste. La acidez, coraje, enojo de la gente es enorme.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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