Qué maravillosa manera de comunicar de la Fed para tratar de quitarle incertidumbre a tiempos tan difíciles. Recuerdo cuando la encabezaba el señor Alan Greenspan, que era muy capaz, pero al mercado le costaba mucho entenderlo e interpretar sus comunicados. Muchas veces las interpretaciones de los comunicados resultaban opuestas, y dos personas después de leerlo podían llegar a conclusiones diferentes. También es cierto que los comunicados eran ambiguos y no detallaban con precisión lo sucedido en esa junta y lo que seguía.
Después de Greenspan vino Ben Bernanke, a quien le tocó la crisis hipotecaria de 2008. Fue increíble la determinación y el poder de la Fed en mancuerna con el gobierno federal para sacar a Estados Unidos de su peor crisis desde 1929. Los comunicados mejoraron y el señor Bernanke tenía mucha credibilidad.
Más adelante vino la señora Janet Yellen, quien hoy es Secretaria del Tesoro, y después de tan complicado periodo hizo un relevo impecable. Los comunicados de la Fed siguieron mejorando y el banco central continuó con esta estrategia de darle claridad y certeza al mercado. La señora Yellen fue relevada luego de un solo periodo, ya que no era la favorita de Donald Trump. Además de ser demócrata, no era la banquera central que quería tener el presidente a sus órdenes. Y es ahí cuando Trump propone al señor Jerome Powell.
Todos los presidentes buscan tener al frente del banco central a alguien de su entera confianza, y aunque sepan que la autonomía está por encima de cualquier amistad o lealtad con el primer mandatario, es normal que el presidente en turno, al momento del relevo, quite a la cabeza del banco central, aunque su gestión haya sido impecable. Así pasó también aquí en México.
La clave de Powell fue que aun siendo el hombre designado por Trump, no lo escuchó en sus peticiones de cómo y qué hacer al frente de la Fed: hacía lo que tenía que hacer con autonomía e institucionalidad. La enemistad llegó a tal nivel que el presidente lo llamó “traidor” y “un estúpido al frente del banco central”. Hoy ese hombre sigue su gestión de manera exitosa en la administración de Joe Biden, y de manera muy acertada; tanto así que Biden lo propuso en noviembre para cuatro años más.
Son tiempos muy difíciles y la inflación presenta un reto complicadísimo y qué mejor que tener de capitán del barco a alguien tan preparado. Es humano, se equivoca, y aquella transitoriedad de la inflación de la que hablaba, evidentemente tiene más un carácter de largo plazo y no transitorio. Es por ello que ahora se actuará de manera más enérgica. Y cuando más decididos estaban a actuar con fuerza, empieza la invasión rusa en Ucrania, que evitó un incremento de 50 puntos base la semana pasada y por ello solo aumentaron 25 puntos base.
Hablando de claridad, dijo que habrá seis aumentos en 2022 y quizá otros tres en 2023. Lo más factible es que estos sean de 0.25, y para finales de 2023 la tasa puede llegar a 2.50 o 2.75%. Conclusión: entre más claro y preciso sea el banco central, mejor y mayor certidumbre habrá.
El mercado seguirá de cerca la evolución de la invasión en Ucrania y de la pandemia. La semana pasada fue positiva y ésta empieza de manera negativa. Ayer en EU pesaron muchas declaraciones de Powell expresando preocupación por la inflación.
Juan S. Musi Amione
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