Este jueves le toca decidir a Banco de México el rumbo de la política monetaria. Es impresionante ver cómo los bancos centrales, y el caso concreto de la Fed, mueven a los mercados. Sin duda este año se ha tratado sobre la recuperación económica, la campaña de vacunación y con la inflación que este rebote ha traído. Venimos del encierro, del confinamiento y de la oferta excesiva. Cuando se empieza a reabrir, la demanda excede la oferta, y sobretodo en países donde ha habido estímulos monetarios este fenómeno se intensifica.
La Reserva Federal llevaba ya muchos años deseando tener inflaciones más altas, y como dice el dicho: “Ten cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad”, hoy la mayor incógnita en muchos países del mundo es justo hacia dónde y qué tanto puede alejarse la inflación de su objetivo. Ya lo había comentado en editoriales pasadas, lo que ocurra hacia adelante en materia de precios es de total relevancia para todos los estimados y proyecciones que rápidamente se pueden modificar.
Por ejemplo, las tasas de interés que por todos lados están bajas, incluso en países como Alemania, son negativas y pueden subir antes de lo previsto y a mayor velocidad. Con tasas al alza los mercados se ven perjudicados y aun con proyecciones favorables sobre los resultados de las empresas, se verán afectadas. Es de esperarse que en un entorno así se vea una fuerte corrección en las bolsas. La semana pasada la Fed habló de acelerar el proceso de alza, que empezará en 2023, y solo por decir algo que ocurrirá un año y medio después los mercados bajaron.
Otra variable que se verá afectada es el tipo de cambio, ya que en una primera reacción el dólar estadunidense se fortalece. La razón, mayores tasas en esa moneda llaman flujos de inversión que estaban en otros países y con ello el dólar se fortalece y el resto del mundo se deprecia. Basta ver cómo subió más de 80 centavos la semana pasada y, reitero, por algo que todavía no ocurre, pero ya mueve todo.
Un aspecto importante del alza de tasas es la repercusión que tiene sobre el costo del dinero, es decir, el costo de los créditos. La subida de tasas encarece los créditos y con ello empresas y personas tienen que destinar más al pago de sus obligaciones, por lo que hay menos dinero para gastar y se combate de forma eficiente la demanda y el consumo exagerado. La repercusión en términos de crecimiento económico es muy importante, ya que un país con tasas altas y crédito o dinero caro, crece menos por tener menos acceso al financiamiento competitivo.
Estamos en ese momento en el que puede haber una inflexión o cambio de tendencia. Lo que ha venido diciendo la Fed y muchos bancos centrales, incluido Banxico, que se reúne el jueves y deberá dejar la tasa igual en 4%, es que de aquí en adelante la inflación empezará a ceder y que, si bien no logrará su objetivo del año, las cosas empezarán a mejorar y el techo ya lo vimos.
El Banco de México decide y, aunque no mueva la tasa ahora, lo más importante será ver el apunte que al término de la junta hace sobre su visión de las cosas. Al igual que Fed, lo que el mercado evaluará y analizará es el lenguaje utilizado donde, entre líneas, a veces se puede ver preocupación o certeza, riesgos subiendo o bajando y desde luego una visión objetiva del estado de nuestra economía tomando en cuenta los principales actores internos y externos.
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