Política

Reyes Magos, tradición y cambio

De las emociones de nuestra infancia que más aquilato es la llegada de los Reyes Magos, quienes caminaron queriendo encontrar. Mi madre resguarda cartas mías escritas en letra cursiva, la primera: “queridos relles quiero que me traygan un libro para mí porque lla se leer …. Mui guenasnochez”. Un año pedí un hermanito y me lo trajeron, “es mío”, dije. Esta es una de las tradiciones que la evangelización de España trajo al Nuevo Mundo-como de los pueblos nórdicos llegó a Estados Unidos la del Santa Claus, engalanada con nuestra flor de nochebuena después-. En 1980 en viaje mochilero por medio año visité la catedral de Colonia, Alemania; contiene los restos de los tres, según la tradición.

La tradición es una de las cualidades completamente particulares de la persona humana. No solo tenemos más inteligencia que otros animales, sino otra especie de inteligencia, la de un animal social, y social en un sentido absolutamente especial. Hay otros animales sociales: abejas y hormigas, por ejemplo, que evidencian una maravillosa organización social. Pero nosotros somos sociales de otro modo. Formamos la sociedad por la tradición. Ésta no tiene nada que ver con nuestros instintos: la aprendemos o desaprendemos. Y podemos aprender la tradición porque tenemos, como no tiene ningún otro animal, lenguajes muy complicados. Y gracias a la tradición, el hombre es progresivo. Aprende más y más. Y mientras los otros animales -siempre encarrilados- transmiten rígidamente su saber de generación a generación, entre nosotros una generación sabe o puede saber más que la precedente. Incrementalismo. Dentro de mi generación se produjeron grandes innovaciones. Lo chocante es que este progreso tiene muy poco que ver con la evolución biológica. De esto no se percatan del todo los hoy muy leídos Yuval Noah Harari (“De animales a dioses”, “Homo Deus”) o David Christian (“La gran historia de todo”), más amantes de sí mismos que de la sabiduría.

La tradición sola basta para distinguir fuertemente al hombre del resto de los animales. Y las hay familiares, de barrio o colonia, en el trabajo, la escuela o el templo, locales, nacionales, internacionales, también multiculturales e interreligiosas. La Cabalgata de Reyes inició en Irapuato como tradición familiar de los Alfaro, compartida desde hace 45 años; evento exclusivo de la sociedad civil organizada, y hoy es patrimonio cultural intangible en el Altiplano: vienen familias de San Luis Potosí, Querétaro, Morelia, La Piedad, Arandas, y de varios municipios de Guanajuato. Este año la Lotería Nacional emitió un billete conmemorativo, y fue presenciada el domingo pasado por más de 300 mil personas, además de redes. Hay otras cabalgatas no comparables. En el 2001 y 2002 con mis hijos presenciamos la de Madrid, donde vivíamos, totalmente comercial, sin los carros de alegorías bíblicas que le dan sentido a esa tradición. Cómo vale la pena ver las caras extasiadas de los niños cuando aparecen al final los Reyes Magos y entonces sueltan ilusionados sus cartas amarradas a globos (ahora menos por la contaminación), o las introducen en los baúles de sus pajes. Alguna vez aterrizó cerca de mí una carta en globo: “Queridos Reyes Magos este año no pido nada para mí, solo les pidió unos zapatos para mi papá, porque los que trae están muy agujerados”. Conmovedora.

También hice mi carta este año. En un México sin crecimiento económico y creciente inseguridad y violencia, en un ambiente de chantaje y polarización social, donde el Estado -Federación, Estados y municipios- ha dejado de cumplir sus obligaciones elementales y desde Palacio Nacional se fabrica mentira, desprecio y odio, solo pedí dejemos de ser indiferentes o cómplices. Que no nos sea ajeno el dolor evitable de nuestros semejantes; seamos ciudadanos, pueblo, no masa, y pongamos en su lugar a la clase política (en todos los partidos, particularmente los tránsfugas, chaqueteros) dueña de un país clientelar, cómplice, calladito. Cambiemos y hagamos tradición no agachar la cabeza y enfrentar podredumbre moral sin odio y sin violencia.

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Juan Miguel Alcántara Soria
  • Juan Miguel Alcántara Soria
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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