Algo tiene en la cabeza Andrés Manuel López Obrador que muestra una debilidad por animalizar a los demás. Quizá porque él tiene un apodo de animal —pejelagarto— le parece que los demás también deben de tener un apelativo que los identifique con el reino animal, pues para él hay que comparar la conducta de los demás con la de determinados animales.
En la elección del 2006 se hizo famosa su frase: “ya cállate, chachalaca”. Esta frase se refería
al entonces presidente Vicente Fox. Nos enteramos entonces que chachalaca es un ave que hace ruido constantemente. En el bando contrario se hizo un comercial en el que AMLO salía diciendo “ya cállate, chachalaca” incesantemente. Un comercial sencillo en el que se podía apreciar la expresión furiosa del tabasqueño insultando al Presidente. AMLO perdió las elecciones y la “chachalaca” nunca se calló. Hoy habla y tuitea alegremente.
Esta inclinación volvió a salir hace unos días en un comercial. En él, López Obrador decidió llamar cerdos y marranos, puercos y cochinos a sus adversarios. Está loco. Un día dice que no hay que pegarle a Peña y luego le da categoría de ganado porcino. Es imposible entenderlo. Ha quedado demostrado que López Obrador ni siquiera había leído el libro Rebelión en la Granja al que hace referencia su comercial. Ese libro narra la formación de una dictadura, que en el fondo es el régimen que le gusta a López Obrador.
Es claro que Andrés Manuel aspira a dirigir una zoociedad. No le interesa que la gente piense, le interesa que la gente lo siga, como borregos; que se deje apalear, como borricos, gente a la que hay que ordeñar como vaca y perritos falderos. Por eso piensa que va a contender contra animales. No cree en las personas. Para él existen fulanos o zutanos, cerdos y puercos, marranos, cochinos, rateros, ladrones, no son personas, sino seres sujetos de algún adjetivo animal o descalificador que le llegue a su cerebro envenenado.
La aspiración de AMLO sí es gobernar una granja, en la que él reparta maíz a las aves de corral que mansitas se le acerquen a picar de su mano; subirse a pasear en el asno que lo ve con reverencia, ordeñar a las vacas hasta que enflaquen y mueran de hambre; no pagar el agua ni la luz aunque se propaguen las enfermedades y prender fuego en los pastizales para que ningún otro animal se acerque. No vayan a descubrir que es una bestia que se tardó 14 años en terminar la carrera. ´
Twitter: @juanizavala
