Política

La canciller

  • Autonomía relativa
  • La canciller
  • Juan Ignacio Zavala

Es época de cambios. En septiembre siempre se habla de cambios. Apenas se acerca el Informe y nuestra prensa habla de posibles reajustes en el gabinete, enroques, salidas de personajes caídos de la gracia presidencial.

Este año parece que no es así. Quizá el único cambio que se hace necesario es el de la canciller Ruiz Massieu. Y debe ser necesario para ella en lo personal, no para el gobierno. Desde Los Pinos llegó como rayo mortífero la baja de su interlocución con la relación más importante del país. La estrategia de Videgaray y la aprobación de ésta por parte de Peña, la dejó como una persona que no es de las confianzas del Presidente para llevar la delicada labor en nuestra relación más compleja. ¿Sirve de algo que la flamante embajadora de Estados Unidos en nuestro país busque para algo a la canciller? Pues claro que no. Estaba al margen de la decisión más sorprendente de los últimos años de la relación bilateral. ¿Sirve de algo que el embajador de México en Estados Unidos le pida instrucciones? Mejor le habla a Francisco Guzmán. ¿De qué le sirve dar la cara de una decisión que todos saben que no tomó? Incluso otras cancillerías deben estar preguntándose si tiene sentido hablar con ella, para tratar algún tema con el Presidente. ¿Cuánto tiempo puede durar la canciller enojada con Videgaray y no dar respuestas a un evento de dimensiones internacionales gigantescas que pasaron en su área mientras ella inauguraba un consulado o viajaba de aquí para allá? Para Videgaray son los cuestionamientos y hasta la rabia de muchos, pero para ella queda la mofa en el trabajo.

Es claro que el secretario de Hacienda no se va a ir. Desde el principio se sabía que era el hombre orquesta, el gurú del Presidente. Él apostó a Trump —lo peor de todo es que si gana el monstruo él se va a sentir genial— y se quedará, por lo menos, hasta que suceda la elección. Además, si no se fue Castillo con sus escándalos, lo de Videgaray se antoja imposible. Pero a todos queda claro que Claudia Ruiz Massieu está nada más pagando, no los platos, las dos vajillas que otros rompieron. ¿Tiene sentido seguir así? ¿A eso se le llama institucional? La canciller fue víctima de una decisión torpe, lo mismo que millones de mexicanos indignados, pero ella tiene una salida: un poco de decoro ante tanta humillación.

Twitter: @juanizavala

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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