El futbol organizado suele ser muy desordenado. Cada semana aparecen brotes de rebeliones por múltiples motivos.
Recientemente le permitieron al Monterrey que jugara uno de sus futbolistas cuando lo habían suspendido. No se comprende.
Los Pumas se siguen quejando por el arbitraje en su contra en su juego contra Rayados pero no revisan que nunca se pudieron ubicar en el campo. Entregaron el partido.
Fernando Ortiz está (en apariencia) muy confiado que su equipo quedará listo desde la fecha uno lo cual asombra. Ese optimismo es bueno, por el momento.
Es agradable sentirlo así, porque puede transmitir confianza.
Más importante que la confianza son las capacidades de sus dirigidos; y aquí es donde la intención de ser mejores podrá toparse con otra realidad.
Se admira el entusiasmo, se reconoce para bien esa postura pero antes de arrancar será necesario revisar a conciencia más detalles.
Se podrá comprender el positivismo de Fernando; hasta da la impresión de que él ya sabe con certeza qué jugadores llegarán y confiará en ellos totalmente.
Ahí radica la certeza o la gran duda. Por lo pronto el buen ánimo de Ortiz tranquiliza.
Esperemos que no existan nuevas equivocaciones porque parece que al interior de la organización se están dando ciertos pasos en falso lo cual ya está causando incomodidades.
Mientras, en lo futbolístico, se abre la esperanza de que se compongan las cosas.
