Se puede ser abuela joven si se fue madre muy joven, es lo de menos. Pero como lo han difundido los noticiosos y las redes, la abuela pistolas ―para no llamarla “sicaria” ― tiene ya escasos setenta y cuatro años, su nombre es Carlota. No se sabe con certeza aún qué fue lo que ocasionó los hechos que se han narrado hasta el cansancio.
Si la plataforma Netflix ha tenido éxito inesperado al lanzar Adolescente y dejar entre las líneas argumentales de cuatro capítulos que el uso excesivo de la tecnología puede transformar la manera de percibir el mundo, la pregunta es ¿qué desató la conducta de la abuela pistolas?
Un alto porcentaje de los que habitamos el mundo estamos bajo un trastorno de personalidad antisocial. Pero hay quienes (y son los peores) no conocen el sentimiento de culpa: matan, traicionan, roban, etcétera, y duermen tranquilos.
En el caso de la abuela pistolas no creo que haya sido el factor de la tecnología mal utilizada la que la llevó a dispararles a dos hombres el pasado 1 de abril en Chalco.
Se trató aquí de un largo aprendizaje ―supongo― producto de un hartazgo. Eso sí, la violencia ha existiendo siempre.
El motivo ―arguye― es que las ahora víctimas la querían despojar de su casa. Los familiares han declarado que la abuela jamás demostró ser la dueña del inmueble, pero no entiendo si debió hacerlo ante ellos.
Hartazgo de cualquier manera: la abuela lo planeó todo lentamente: antes de aparecer en los videos con bufanda larga y vestido rosa, tuvo que adquirir el arma y quizá aprender a disparar. En las imágenes se le ve salir de un auto tomando con ambas manos el revólver: uno de los hombres murió al instante; el otro malherido, fue trasladado al nosocomio.
Cierto: sociedad enferma, sin remordimientos, sin culpas pero harta de la violencia que engendra la violencia.
Hasta hoy continúan las indagatorias. La abuela pistolas está detenida y no sabremos hasta cuando. Hay que esperar. Este asunto pertenece al imaginario colectivo y nadie prohíbe que llegue a los terrenos de la ficción o de la fantasía. Así las cosas, ya hasta tiene su corrido musical.