Cultura

La victoria liberal de Silao

¿Cómo leer a quien machuca la historia de nuestro llano grande y considera que los tiempos actuales son tan insolventes? Porque, según su audaz e impetuosa apreciación Silao de la Victoria no tiene mayores referencias culturales pues los perfiles de quienes ostentan el poder general en todas las facetas del hombre, son tan enigmáticos que ven con ello la conspiración en todo lo que sucede, sea público o privado. Y de allí parten para abrogar el sentido de una cultura que sintetiza el aporte de los pueblos con sus diversas expresiones culturales.

Por eso conviene saber que Silao ha transcurrido bajo el signo del Bajío, allí ha operado con mayor equilibrio el mestizaje somático y cultural del mexicano (Antonio Pompa y Pompa dixit) ya que forma parte fundamental del asunto de la Independencia, luego de la Reforma, y después, en sus campos, tuvo el traspaso de la Revolución… con todas sus tiras y aflojas. Pero, detengámonos en la columna vertebral de la Reforma donde, luego del acecho permanente de los generales Manuel Doblado y Santos Degollado a la conservadora ciudad de León, defendida con eficacia y acritud por parte del general Francisco Pacheco, el 30 de agosto de 1859, “que con 2 mil hombres y 5 piezas de artillería se retiran después de inútiles esfuerzos”, ya que “con unos 300 o 400 hombres, salen hasta el cerrito de Jerez para llamar la atención al enemigo mientras llegaba el auxilio del general español Adrián Woll, que no se hizo esperar.

Sonando el reloj de la Parroquia las cuatro de la tarde, comenzó el combate que se sostuvo por ambas partes hasta cerca de las ocho de la noche, en que viendo Doblado lo difícil de la situación, se retiró rumbo a Lagos, quedando la victoria de parte de los conservadores. Los liberales dejaron 230 muertos, muchos heridos, armas y municiones, caballos, una bandera, un cañón y 280 prisioneros, entre ellos el comandante Trinidad López y el teniente coronel Federico Rey”. (Sóstenes Lira, Efemérides).

Al año siguiente, el 14 de julio de 1860, León recibió al general Miguel Miramón quien traía preso al presidente interino general Félix Zuloaga, quién, luego de su encierro se fugó por la cochera marcada con el número 6 de la calle del Indio Triste, el 2 de agosto se encaminó rumbo a Silao que había sido tomada por los generales liberales Jesús González Ortega, Florencio Antillón, Manuel Doblado y Felipe Berriozábal. Y entonces sobrevino para el día 10 la cruenta batalla donde los reaccionarios fueron derrotados.

La victoria liberal de Silao fue aplastante y consecuente… De aquel acontecimiento el poeta leonés Aurelio Luis Gallardo escribió “¡Murió tan joven!” el 28 de agosto de 1860 dedicado a su hermano Benjamín quien fue filial del general Miramón. El poema es un responso por aquel pasajero rayo que alumbró aquella joven vida. El que magulla la historia ¿sabrá esto?

Juancarlos Porras

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Juan Carlos Porras
  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
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