Prácticamente da igual cual sea el equipo al que uno le vaya de toda la vida, al que le ha entregado años y años de total pasión y feligresía, para cuando el futbol mexicano regresé a las canchas tras de la Pandemia su estado será deplorable, pauperizado, miserable. Queda claro que los tipos que lo dirigen están absolutamente interesados por el negocio y el dinero (de ahí que piensen hasta en una fusión con la MLS).
Exhibiendo un pensamiento maquiavélico en grado sumo, aprovecharon la cuarentena para desaparecer el ascenso y descenso, para mandar al Morelia a Sinaloa y para autorizar la venta del Querétaro, que lo más seguro es que migre próximamente. Por su parte, el Cruz Azul exhibiendo sus manejos mafiosos. ¿Acaso es muy difícil entender que todo ello le resta muchísima competitividad deportiva y sumerge a la Liga Mx en la más vulgar mediocridad?
Si ya de por sí era vergonzosa la posibilidad de eludir la Primera A pagando una gran cantidad de dinero, ahora que los equipos ya no corren el riesgo de descender, sencillamente no pondrán la misma garra; gran parte de la tensión desaparecerá.
Han atentado contra el arraigo, contra el futbol en sí mismo y en su soberbia supongo ponderan que la gente no tiene de otra que consumir su producto chatarra.
El panorama mundial cambió y con él la economía se vino en picada; ya no habrá fichajes de alto nivel y los equipos no tienen para gastar (excepto los dos de Monterrey). Pero tampoco se apostó por el desarrollo del talento joven ni por la reducción de extranjeros. ¡Hasta una liga alterna surgirá!
A finales de julio se reiniciará el torneo de casa y a lo que nos entregarán no hay otra manera de llamarlo: un cagadero.
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