Millones de fanáticos, millones de dólares y millones de suscriptores distribuidos de costa a costa y a través de cinco continentes, confirman que el deporte estadunidense es el único que se escribe con mayúsculas: MLB, NBA, NFL, NHL, NASCAR, NCAA y ahora también, MLS.
En tan solo unas semanas y como cada octubre, los satélites norteamericanos habrán lanzado al mundo la mayor oferta deportiva que existe, a esto se le llama industria: la temporada de futbol americano profesional con sus semanas 4, 5, 6, 7 y 8; el inicio de los playoffs de las Grandes Ligas y su culminación con el primer juego de la Serie Mundial el día 26; los juegos de pretemporada del basquetbol que arranca su campeonato el 18, y los del hockey sobre hielo, que inicia la batalla por la Stanley Cup el 12; el automovilismo, con cinco carreras de la Cup Series y el GP de F1 en Austin el 24; el cierre de la temporada regular del soccer y desde luego, la emoción del futbol americano colegial en desarrollo.
Estas Ligas cierran el círculo virtuoso del auténtico show business junto a las grandes cadenas de televisión que producen el espectáculo, desarrollan la tecnología y distribuyen el contenido: desde las tradicionales NBC, ABC y CBS, fundadas en tiempos de las antenas de conejo a mediados del siglo pasado; las que se desarrollaron hacia finales de siglo en la época dorada del cable y el satélite directo al hogar, como ESPN, FOX o TNT, y las que seguirán surgiendo o mutando en la era del streaming, como Amazon, DAZN, Facebook, Youtube o ESPN+.
Los principales ejes deportivos y los medios de comunicación de los Estados Unidos coinciden en octubre, conviviendo con la audiencia, compitiendo por la inversión y convirtiendo cada estadio y transmisión en los santuarios comerciales más importantes de nuestra era.
Cuando nos preguntemos: ¿Qué hace del deporte una industria? Miremos el calendario subrayando octubre en rojo.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo