Cultura

Mi DAO es tu casa

Luis Morales
Luis Morales

Aún conservo viva en mi memoria la recomendación de mi abuela de nunca comprar un departamento en Ciudad de México. Sostenía que si ocurriera un temblor y el edificio se derrumbara, lo único que me quedaría sería un pequeño pedazo de terreno dividido entre todos los demás dueños de departamentos, unos pocos metros de tierra imposible para vivir. En cambio, si tuviera una casa, podría construir una nueva o vender el terreno, ya que lo controlaría por completo. Bajo esta filosofía fui educado, al igual que, seguramente, muchos otros. Nos han inculcado que no existe mejor inversión que los tabiques o los dólares; ambos tienen una connotación visual, se pueden ver, unos en físico y los otros en el estado de cuenta o guardados bajo el colchón, para aquellos que son más tradicionales.

El activo más preciado de un mexicano comienza con su coche y, conforme puede ahorrar más, algunos llegan a aspirar a ser dueños de su casa o departamento. Los bienes raíces como método de ahorro, han servido para resistir devastadoras inflaciones, por ejemplo, la de los años 80, o la crisis bursátil de 1987, que extinguió cualquier posibilidad de inculcar una cultura de inversión a través de la Bolsa en los mexicanos. Es así como coche, ladrillos y dólares forman los pilares fundamentales del ahorro del ciudadano de México.

Sin embargo, el problema con los bienes raíces son su costo, el tiempo y cómo este no cuadra con nuestro ciclo de vida. Cuando nos casamos y tenemos hijos, necesitamos comprar una casa o departamento con suficiente espacio para una familia en crecimiento, pero es justamente cuando estamos apenas generando los primeros ingresos y típicamente no contamos con ahorros para un enganche ni el flujo disponible para una hipoteca. De igual manera, cuando los hijos se van y las parejas quedan solas, surge el problema opuesto: ahora sobra espacio y hay un excedente en la generación de ingresos mensuales Además de este problema del ciclo de vida, sumemos las fricciones de la compraventa.

Ante esto, ¿se vislumbra alguna alternativa que solucione esto con las nuevas tecnologías?

La respuesta corta es sí. Aunque existe escepticismo sobre su posible adopción, personalmente, estoy convencido de que el futuro de los bienes raíces se encuentra en las DAOs.

Pero, primero, definamos qué es una DAO. Son las siglas de “Organización Autónoma Descentralizada” (Decentralized Autonomous Organization, en inglés). Es un tipo de organización o empresa que se ejecuta de forma autónoma sin necesidad de una autoridad central, utilizando tecnología blockchain. Las reglas y operaciones de una DAO están codificadas en estos contratos inteligentes, lo que permite que la organización funcione sin la necesidad de una autoridad centralizada.

Para entender el concepto y el panorama que se avecina, viajemos un poco al futuro. Imaginemos el año 2040.

La DAO Roma lleva 15 años adquiriendo propiedades emblemáticas en la colonia Roma Norte de la CdMx. Para ese año posee más de 200 edificios con 10 mil 224 departamentos. Sus miembros se sienten tan apasionados hacia la DAO como los fanáticos del futbol hacia su equipo. La defienden a muerte y existe casi un sentimiento de nacionalismo hacia la organización. Se puede decir que es lo más parecido a una nación descentralizada dentro de una ciudad. Portar el ID digital de ser miembro de esta DAO te otorga acceso a los mejores lugares de la colonia y también crea un cierto sentido de pertenencia.

Cada miembro tiene una participación diferente en la DAO. Los jóvenes, conforme inician su vida laboral y forman una familia, compran un mínimo inicial de 100 RomaTokens, que son el token propio de la DAO (equivalente aproximadamente a 200 mil pesos de hoy), lo que les da derecho a poder alquilar uno de los departamentos. El objetivo de la DAO es alquilar sus inmuebles a sus miembros y, por ello, cobra en RomaTokens. Ser miembro (equivalente a ser accionista) ofrece el beneficio de recibir dividendos con los que se puede pagar la renta. Existen miembros superavitarios (que reciben más dividendos de los que cuesta su renta) y otros deficitarios (que tienen que aportar dinero cada mes para completar su renta, pues sus dividendos no llegan a cubrir lo que cuesta la renta).

Todos los meses se puede invertir cualquier excedente en RomaTokens, que funcionan como moneda dentro de la comunidad pero también representan acciones al mismo tiempo. La DAO Roma puso un límite de que ningún miembro puede tener más de 2 por ciento de la misma, lo que ayuda a evitar cualquier desequilibrio de poder. Cuando los miembros tienen hijos y necesitan más espacio, pueden mudarse a un departamento propiedad de la DAO Roma de un día para otro con un ajuste automático en la renta que se establece con un algoritmo que toma en cuenta miles de factores en tiempo real. De igual manera, cuando los hijos se van a formar su propia familia, las parejas mayores pueden cambiar de un departamento de cuatro recámaras a uno de una, lo que los vuelve superavitarios casi de inmediato, comenzando a recibir tokens y un flujo de ingresos constante (equivalente de una pensión pagada por la DAO).

La DAO Roma también ha ido adquiriendo tiendas y proporciona otros servicios a sus miembros, que se pagan con RomaTokens. Las utilidades de estas rentas se distribuyen mediante tokens entre todos los miembros. La compra de cualquier edificio nuevo se decide mediante una votación, según la participación de RomaTokens que cada uno tenga, y se realiza de manera digital y mediante blockchain, lo que agiliza y aporta transparencia a las decisiones y gobierno corporativo de la organización.

En 2042 se aprobaría, por votación abrumadora, comprar la DAO Condesa, con lo que ahora se cuentan con 380 edificios y casi 25 mil departamentos. Ya ha habido dos votaciones en las que se propuso comprar propiedades fuera de México para que los miembros puedan usarlas a cambio de una renta, y así diversificar la tenencia de bienes raíces. Al momento no han sido exitosas, pero seguramente en algún momento comenzará la expansión internacional.

Ufff… ahora volvamos al presente... ¿lo pudieron ver? Organizaciones flexibles, versátiles y que se mezclan con nuestra realidad. Desde fuera, nada ha cambiado, siguen siendo edificios y ladrillos, pero si le preguntas a cualquier habitante de la Colonia Roma miembro de la DAO Roma, se darán cuenta de que ahora son más que eso. Lo que ahora son ladrillos se convirtió en pertenencia y se redefinió el término soberanía.

Mi abuela no pudo ver este futuro del 2040, probablemente ni imaginarlo en un sueño, pero estoy seguro que no se hubiera opuesto a que comprara RomaTokens y viviera en uno de sus departamentos. Estos me brindarían diversificación de mi inversión en miles de inmuebles, un método de ahorro, flujo mensual y al final de mi vida una pensión sin depender de nadie. 


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Jorge Combe
  • Jorge Combe
  • Cofundador de DD3
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