Un joven pastor da un paso adelante mientras los ejércitos miran a la distancia. Solo lleva cinco piedras consigo, camina sin armadura. A solo unos pasos lo espera un gigante con una espada y listo para empezar la batalla. El silencio en el Valle de Elah es sepulcral, mientras el joven continúa acercándose al gigante que lo espera a la distancia. La honda se confunde con el traje del pastor y parece inofensiva. Éste continúa dando pasos con determinación, cientos de ojos siguen sobre él, nadie más se mueve. En el momento de mayor silencio es cuando tira de la honda y usa la primera piedra de río. No se necesitó más.
Clayton Christensen en 1997 escribe un libro monumental llamado The Innovator’s Dilemma con la teoría de la innovación disruptiva y cómo las empresas conforme se convierten en exitosas y crecen establecen también su propia muerte y condena convirtiéndose en Goliath. El concepto central del “dilema del innovador” de Christensen es que las empresas exitosas pueden fracasar en el futuro si se concentran demasiado en satisfacer las demandas de sus clientes actuales (innovación sostenible) y descuidan la adopción de nuevas tecnologías o modelos de negocio que pueden servir a mercados emergentes (innovación disruptiva).
Pareciera que no solo los humanos estamos sujetos al ciclo de la vida, donde después de un crecimiento viene inexorablemente una lenta caída que solo puede terminar con la muerte. ¿Creamos empresas que nos simulan como seres humanos? ¿Por qué las empresas tienen que estar sujetas a las mismas reglas de la vida sobre crecimiento, esplendor, descomposición y desaparición? Parece ser parte del juego de la vida la impermanencia de las cosas y el constante flujo. Si todo fuera permanente y las mismas empresas que dominan un sector fueran las dominantes de por vida dejaría de ser interesante.
¿Qué es lo que hace que una empresa dominante, con buenos márgenes y clientes estables entre en un periodo de decadencia hasta llegar a su olvido? Retomando el argumento de Christensen, las empresas exitosas están tan centradas en sus clientes y utilidades actuales, que asumen que el futuro va a ser así para siempre. Olvidan la innovación y pensar que los productos evolucionarán y pronto sus productos principales quedarán en el olvido y serán reemplazados por nuevas tecnologías. El éxito nubla el juicio de los líderes quienes están más preocupados defendiendo sus márgenes, número de clientes y flujo que pensando cómo será el mañana. Ahí es donde entra en escena David. En principio es uno, pero con las nuevas tecnologías, un Goliath tiene suerte cuando solamente está siendo atacado por un pastor y no por un conjunto de cazadores cada uno tirando una piedra al mismo tiempo. Algunos de ellos serán exitosos y atinarán a su objetivo.
Escuchamos historias como las empresas conforme se vuelven grandes se vuelven principalmente lentas, burocráticas y “flojas”. Los invito a que traten de pasar por el departamento de compras de una empresa grande para que los autoricen como proveedor. O que examinen cuánto toma un cambio de estrategia ante la entrada de un nuevo producto o tecnología. Comités, análisis, contratación de consultores y posteriores autorizaciones. Para cuando llega al Consejo de Administración puede ser demasiado tarde. En algún momento se pierde la llama, el deseo de innovar y de crear; y esto es sustituido por gente más preocupada por guardar el status quo y sus beneficios actuales. Mientras que un grupo busca el cambio, el otro lo evade e intenta asumir que nada cambiará. Probablemente tanto comité, autorizaciones y tiempo es parte de esta negación al cambio y a fin de cuentas negación de la realidad.
El reciente auge de inteligencia artificial está acelerando este proceso de generación de nuevas empresas. Donde antes se requería de una infraestructura inmensa y cientos de empleados para poder lanzar un producto o servicio ahora se puede realizar con un pequeño grupo de emprendedores y una prueba de concepto. Las inversiones iniciales requeridas para lanzar un producto han caído sustancialmente en los últimos años, así como el equipo necesario que ahora se puede outsourcear o contratar módulos que dan la misma tecnología que tienen acceso los líderes. La velocidad y el mundo cambió durante estos pocos meses que llevamos del 2023.
Estos nuevos modelos tendrán implicaciones sustanciales para los fondos de venture capital. Simplemente se necesita menos capital y los emprendedores están menos dispuestos a diluirse o al menos en rondas tempranas. ¿Qué harán los fondos con los montos récord que tienen actualmente bajo administración? Cada vez les solicitarán menos dinero los emprendedores por el menor costo de emprender y la menor infraestructura necesaria. En los primeros levantamientos el poder regresará en un 100% al emprendedor. Los fondos buscarán tener un pie temprano en la empresa pues el dinero se tendrá que colocar en las Series A y B, y ser accionista previo a estas rondas da derecho para poder invertir fuerte cuando se necesite.
Bajo este escenario veo un futuro donde levantar dinero inicial para emprender será más fácil y se necesitará menos. También los fondos serán más despiadados y no les importará ver morir a estos emprendedores iniciales. Están jugando la ley de los números grandes, con que algunos puedan llegar a ser exitosos es suficiente. Pero de la mano de esto: los emprendedores se diluirán menos y retendrán más control de sus empresas, al menos hasta levantar rondas mucho más grandes en rondas posteriores y algunos otros como Midjourney se tardarán mucho o nunca levantarán capital.
El emprendedor es la figura que brilla en este futuro, miles morirán en el intento y como videojuego: reiniciarán la partida con más experiencia y lo intentarán de nuevo. Las ganas es lo único que puede faltar. Iniciar, conceptualizar, lanzar, iterar y medir será juego de todos los días. Veremos pruebas de producto lanzadas antes de la constitución de la misma empresa, y dependiendo de cómo es recibido se puede decidir si se forma o no el grupo.
Estamos alimentando a miles de David es que con las nuevas tecnologías y su agilidad para moverse le perdieron el miedo al Goliath. Convertirse en gigante será cada vez más difícil por los ataques interminables y constantes que se tendrán por estos miles de emprendedores, cada vez intentando atacar una vertical o un problema más pequeño. Especialistas que dominan su sector y solo quieren resolver un pequeño problema y llevarse por esto unas monedas de la mesa. Las mesas de los Goliaths estarán rodeadas de pequeños emprendedores cada uno buscando una moneda a la vez. Esto es sostenible cuando es uno o dos quienes quitan las monedas, pero no cuando es una multitud y los ataques son diarios y cada vez más especializados.
Es un futuro increíble para emprender y aterrador para los directores de los grandes corporativos. No solo enfrentarán los retos de manejar un negocio grande sino también los ataques de miles de frentes con gente con más hambre que ellos y probablemente con un mucho mejor entendimiento de la tecnología. Los gigantes nunca habían estado tan atacados, y cuando estos mueran, las siguientes batallas será entre los mismos pastores todos peleando por convertirse en el siguiente gigante, para luego enfrentar su suerte. Perfecta representación del ciclo de la vida.
Las piedras están en el aire y hay gigantes que aún no las ven. Cuestión de tiempo.