Muchas son las críticas hacia el Abierto Mexicano de Tenis en Acapulco por las diversas bajas que sufrió el torneo ATP 500 para su edición especial de los 30 años. Aunado a que se trata del primer año en que un personaje muy querido por la afición y los medios como Raúl Zurutuza no está presente por el venue, el sabor agridulce del mejor evento de tenis en nuestro país es imposible de ocultar.
El ex director del torneo por 20 años anunció en diciembre junto a Mextenis que partían caminos y que un ciclo se había cumplido, ahora a la cabeza se encuentra Álvaro Falla, esposo de Renata Burillo, nombrado en 2022 CEO de la empresa y apenas en enero director del AMT.
Como cada año, el evento ha cumplido en organización, la logística es impecable, los servicios mejoran y la experiencia para el aficionado se enriquece con actividades que van más allá de ver deporte, pero cuando dos de los cinco top 10 anunciados en el cartel causan baja por lesión, Carlos Alcaraz y Stefanos Tsitsipas, se entiende la decepción de aquellos fieles seguidores que cada febrero gastan una importante suma para disfrutar de lo mejor de esta disciplina en nuestro país. La realidad es que no es culpa del torneo, por más que exijan garantías, así funciona el tenis a lo largo del año, pero entiendo ambas posturas.
Como aficionada debo confesar que hasta me enojé con la estrategia del joven español por forzar su cuerpo a dos torneos de arcilla en Sudamérica regresando de una lesión, aun con 19 años. Entiendo que Carlitos haya querido defender los puntos de Río en la lucha por recuperar el No. 1 del mundo de las manos de Novak Djokovic y que a ningún tenista se le pueda exigir planear su calendario alrededor de Acapulco, pero siendo objetivos, sabemos que es la mejor parada previa al Masters 1000 de Indian Wells.
Se trata de la segunda baja consecutiva del adolescente de Murcia que se convirtió hace unos meses en el más joven líder del ranking en la historia de la ATP. Es la nueva figura mediática del tenis y México se ha visto privado de disfrutarlo en el año de su mayor salto de nivel.
Ya el año pasado otra estrella como Matteo Berrettini se lesionó por jugar Río y abandonó Acapulco en su primer partido.
Afortunadamente la tendencia que afecta al bien trabajado cartel mexicano podría cambiar, ya que en 2024 el Abierto de Los Cabos y el Abierto de Acapulco se jugarán en semanas consecutivas en febrero. Ambos serán una parada obligatoria para el circuito varonil previo a California.
Al final los jugadores no son máquinas, y sin duda el tenis tiene uno de los calendarios más exigentes que existen en todo el deporte.
Jimena Rodríguez
Twitter: @jiimejime