Tal parece que la gran mayoría de los líderes del mundo se han vuelto locos y caminan a pasos agigantados por un camino que los conduce a la destrucción del planeta y de la raza humana.
Ya desde 1962, Estados Unidos y la entonces Unión Soviética tenían capacidad para destruir al planeta sesenta veces. Hoy en día, las bombas atómicas son mil veces más poderosas que las de aquella época. Es más, solo para detonar una bomba atómica de hoy en día se requiere una fuerza equivalente a la bomba atómica que destruyó Hiroshima.
No podemos los ciudadanos quedarnos a la simple expectativa tratando de no ver lo que está a punto de suceder, con los ojos cerrados, como aceptando el fin del mundo como un acontecimiento necesario para cumplir con las escrituras y con la cabeza metida en la tierra como avestruces, es nuestra vida, la de nuestros seres querido y la del propio planeta la que está en juego. ¿Qué podemos hacer?
Utilicemos la democracia. No demos nuestro voto al político belicoso que quiera profundizar la guerra alegando cualquier clase de pretexto, pues ningún derecho puede prevalecer sobre el derecho a la vida de la humanidad, el derecho a la existencia de la raza humana.
Votemos en nuestros respectivos países por aquéllos que promuevan la paz y la solución pacífica de los conflictos, para evitar el holocausto que se avecina como una tormenta y posteriormente una vez logrado este objetivo, por aquéllos que estén dispuestos a promover un desmantelamiento del arsenal nuclear para alejar el fantasma del holocausto global.
Ahora mismo, el presidente de México ha presentado una iniciativa en este sentido ante la Organización de las Naciones Unidas, y en Estados Unidos también destacadamente el presidente Donald Trump asegura que, de llegar al poder en su país, detendría inmediatamente la guerra con la finalidad de salvar a la gente de la extinción total.
Votemos y apoyemos a los liderazgos que promuevan el cese al fuego, a la solución pacífica de las controversias, a la no proliferación de armas nucleares, y repudiemos en las urnas y en las calles y manifestaciones a los belicistas y provocadores.
Es importantísimo que la ciudadanía participe en todo el mundo pues no existe una causa más profunda ni más elevada que la lucha por la existencia de la humanidad.
¡Alto al fuego!
Mtro. Jesús Torres Gómez
Profesor de la Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia.