Recargado ahora en el Partido Acción Nacional, tras abjurar del PRI, el partido en el que se formó, los últimos meses de la administración de Jaime Rodríguez serán tan intensos como los primeros, solo que ahora con el viento en contra.
Tras renegar de los partidos políticos y exigir a quienes han colaborado en su gobierno a hacer lo mismo, llama la atención que durante este sexto año de mandato, varios de ellos renuncien para abrazar candidaturas con las siglas del Partido Acción Nacional.
Algunos podrán pensar, tras la salida de Noé Chávez Montemayor para buscar la alcaldía de Juárez por el PAN, que él no formó parte del equipo original del Bronco independiente que hizo campaña para llegar al poder en 2015.
Pero cómo explicar la renuncia de quien se definía a sí mismo como el hombre más cercano y más leal al gobernador, a quien le entregó la secretaría más importante, a quien dejó a cargo del gobierno durante su campaña presidencial de 2018: Manuel González.
El ahora ex secretario general de gobierno es el candidato del PAN a la diputación federal por el séptimo distrito, lo que no deja lugar a dudas sobre el pacto político tejido por Jaime Rodríguez ante la necesidad de cubrirse la salida, o como dicen los analistas, el peligroso séptimo año.
La ruidosa independencia de la llegada de Jaime Rodríguez al poder, contrasta hoy con la sospechosa dependencia de su salida anclado al PAN.
Para quienes lo conocen, saben que es parte del arrojo y audacia política que han llevado al gobernador a escalar hasta el máximo cargo estatal. Después de lograrlo con su personalísimo proyecto, lo que menos le importa es adornar su despedida.
Incongruentes los que no han podido llegar y tal vez no llegarán nunca, aunque renieguen tardíamente de su militancia política para saltar al barco que hoy se perfila como vencedor.
Deberían analizar lo que dice Fernando Larrazabal: los que arrancan en primer lugar, nunca ganan.
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