Un video del fundador de Nxivm, Keith Raniere, antes de que fuera denunciado como un depredador sexual que utilizaba su empresa para enganchar a mujeres y menores de edad, muestra a Clara Luz Flores dialogando con él sobre temas políticos.
Si el tipo no estuviera hoy mascando barrote en una celda, ese video sería la envidia de políticos, empresarios y actrices enganchados por los cursos de superación que ofrecía como experto en todología.
Y más que por los cursos, Clara Luz y varios cientos de regiomontanos fueron llevados ante él por algunos mexicanos malinchistas de apellidos célebres, deslumbrados por el dinero fácil y el carisma del sociopático líder que habla mucho sin decir nada… pero tiene ojos azules y sonrisa seductora.
Periodísticamente, la pregunta obligada que debería hacerse a la candidata de la coalición Juntos Haremos Historia en Nuevo León, es quién fue el enlace para lograr el encuentro con Raniere que hoy le abona en contra a su campaña.
Es obvio que no hay delito en haberse entrevistado con Raniere cuando estaba aún en la cúspide de su empresa que prometía desde enseñar cinco idiomas a los niños de preescolar, hasta transformar los proyectos personales en grandes realizaciones.
Hay quienes afirman que a Clara Luz Flores se le intenta denostar solo por ser mujer, si bien el argumento que dio su adversario priista Adrián de la Garza al hacer público el video, es el de exhibir que mintió respecto a que no conocía al hoy sentenciado a 120 años de cárcel.
Las grandes mentiras de los políticos por temas personales, como el escándalo Lewinsky en que se vio envuelto el ex presidente Bill Clinton, no los tumban del cargo y a veces hasta los fortalecen, pero en esta campaña aún faltan 72 días para saber qué pasará.
Lo penoso de este caso no son las mentiras o el malinchismo, sino que muchos ciudadanos piensan ya en anular su voto, o en la abstención, ante la falta de propuestas serias.
Bien harían las candidatas y los candidatos en abrir sus armarios donde guardan asesores delincuentes, padrinos non gratos, compadres impresentables, ex jefes indeseables, hermanos incómodos, padres manipuladores, hijos de la mala crianza y demás demonios que suelen devenir en pesadillas cuando se llega al poder.
Y lo del video no es pecado, es ingenuidad.
Javier Sepúlveda
javier.sepulveda@milenio.com
