Para regocijo de la Loca Academia de Miramones, Donald Trump ha regresado al poder. Y es que en él tienen puesta todas sus esperanzas para que haga el trabajo de acabar con la Cuatroté que, por su torpeza reglamentaria y grisura infinita ellos no pudieron hacer. Una noble aspiración, pero la verdad se ve muy lastimera y muy arrastrada la manera en que personajes como Raymundo Rivapayacho, Kinky Téllez, Markititito Cortés, Claudio XXX González y toda la caterva de opositores que esperan que el Agente naranja les cumpla su deseo de regresar a los tiempos dorados de la Dictadura perfecta que tanto añora Kike Krauze. De qué tamaño será su morriña, que en su más reciente y deslumbrante ejercicio intelectual, reconoce que en realidad Vicente Vox es un genio incomprendido y que casi casi habría que rendirle culto por haber mantenido los valores y las maravillas heredadas del PRIcámbrico temprano. Un genio.
Como quiera que sea, da gusto ver cómo la comunidad derechaira, que francamente deprime a la depresión, recuperan algo de aliento al imaginar la llegada de los marines por Caleta-Caletilla, el Peñón de los baños y Cañón del sumidero, y me cuentan que como buenos masiosares hasta andan vestidos como si hubieran nacido el 4 de julio y hasta se saben mejor el himno gringo que el mexicano.
Y es tal el entusiasmo desbordado del sector opositors, a través de un viejo pastor alemán, soltaron las fake news más cotorras alegando que López Obrador se fue a refugiar a Cuba. Y en el mejor estilo de Loret Lord Montajes, sin aportar alguna prueba como López echándose unos mojitos en la Bodeguita del medio. Todos sabemos que Andrés Manuel controla al mundo desde el Café La Habana.
Primero querían que se fuera y ahora lo ven en todas partes.
En una de esas esta gente tan bonita como patriótica, al ritmo de viva la libertad, carajo, le van a rendir un homenaje a Javier Milei que, en la fiesta medievalista de Trump, se apareció ataviado cual Nosferatu y con la carita más talqueada que Marcel Marceau y Alititito Moreno. Algunos vieron en Milei un doble de uno de los personajes más siniestros del gran cineasta David Lynch, el Hombre de otro lugar. O sea, más respeto al maestro al que le gustaba el terror, no el gore involuntario. Algo más espeluznante que oír recitar a Laura Zapata sus cantos trumpistas con los paleros de Alazraki.
Trump y su fanaticada quieren una Disneylandia sin migrantes. Que tengan cuidado con lo que desean porque se les puede cumplir.
¡Trúmpatelas!