Nuestra querida Sandra Baticuevas Rojo de la Vega, como buena tiktokera, está un poco necesitada de atención. Sobre todo ahora que siendo la alcaldesa en Cuauhtémoc parece tener más likes que logros en la demarcación que tan atinadamente dirige. Con tal de jalar reflectores ya estuvo involucrada en algo muy remotamente parecido a un atentado, y cotidianamente se esfuerza por demostrar, con poco éxito, que es mejor Sandra Baticuevas que Sandra Cuevas.
De ahí que haya decidido llamar la atención de los chairos, pero no sabía si ponerse más misógina que el Chicharito (salió peor que un plutócrata que no quiere pagar impuestos), o sacar más fake news que Raymundo Rivapayacho y Latinus, o ponerse más trumpista que Kinky Téllez, o aplicar lo aprendido con los franquistas en España: la mejor manera de poner de malas a los zurdos de mierda es metiéndose con sus símbolos y héroes.
Así, doña Sandra Baticuevas 2 fue a remover las estatuas del Che y Fidel que estaban en la colonia Tabacalera, para provocar a los rojillos y ganarse el aplauso de los patitas de molcajete de la ultraderecha nacional. Claro, amparada en una supuesta petición de un grupo de recalcitrantes ultraconservas en almíbar que estarían relacionados con el Yunque.
Suena un poquito arcaico, oridinario y casposo, pero es lo que hay.
Y ahí estaba con su sonrisa que casi ni se veía impostada, alegando que si los guerrilleros no pidieron permiso para entrar a Cuba tampoco lo habían hecho para estar en la Tabacalera (No se rían). Ignorancias aparte, con esa lógica prianchuchista reguetonera la Rojo de la Vega irá a gentrificar el Monumento a la Revolución para sacar a los actuales inquilinos que no pidieron permiso para tumbar al dictador Porfirio Díaz y darle su lugar a sus dioses del derechairismo en éxtasis: Peña Nieto, Alititito Moreno y Jojojorge Robero de Terrenos.
Con ese ímpetu anticomunista tan primitivo, a Alessandra le encantaría clausurar el Café La Habana donde el Che y Fidel se confabularon para planear la revolución. Y de paso quitar la placa que recuerda el asesinato del revolucionario y comunista cubano Julio Antonio Mella, a manos de los sicarios del satrapazo de Machado.
Con esto, el mayor logro de la Rojo de la Vega, además de ganarse una funa a perpetuidad, es que consiguió lo imposible: que extrañemos a Sandra Baticuevas, la original, no acepte imitaciones.
Dicen que en la banca donde estaban Fidel y el Che se pondrá a Calderón y García Luna Productions. Dicen.