Sobreviví al bullying antes de que las madrizas que te ponían los escuincles más ojetes se llamaran bullying (por eso me alegro nada secretamente que mis bulleadores más despreciables terminaran con el pasar de los años o muy dañados o en la cárcel o en el PRIAN); sobreviví a los peores maestros de la historia que se cebaban de manera sádica y cruel con sus alumnos (seres siniestros como aquellos maestros de matemáticas) y demás seres siniestros que gozaban destruyéndoles las ilusiones a sus alumnos (ya he platicado aquí que el maese Granados Chapa nos decía en clase —cuando iba— que mejor nos dedicáramos a vender tacos, que en los medios nunca habría espacio para nosotros, pero años después a través de mí, en un programa radiofónico, se disculpó por sus palabras); bueno, sobreviví a eso y más por un agregado a mi condición de resiliente, pariente, gracias al sentido del humor y haber pasado por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM que, ni remotamente, según se puede apreciar en los comentarios y las historias, no se diga en las movilizaciones que han surgido a raíz del suicidio de una alumna del ITAM, donde puede colegirse que la fortuna que se paga por colegiatura incluye terapias de choque y tortura psicológica. Eso explicaría un poco las acciones que algunos egresados de esa noble institución emprendieron de manera maligna cuando llegaron al poder. No se diga algunos alumnos de la Libre de Ultraderecha, que hace ver a los gulags soviéticos como centros de recreo.
Esto no quiere decir que no sea una perrada el hashtag #MartiresDeStarbucks, donde se burlan de las movilizaciones de los estudiantes del ITAM contra las presiones a las que son sometidos y que han derivado en suicidios, depresiones y deserciones. Están como el monero Calderón que para superar el show estandopero ultraderechoso de Jelipillo, declaró que creer que el ITAM era culpable de todo esto era como decir que si alguien muere en un cine el culpable es el cácaro. O sea, un genio. Solo comparable con el ChikiliQuadri cuando afirma que las protestas en Chile no son producto de los abusos y excesos del capitalismo salvaje sino de la película El Guasón. No mamen.
Lo peor que pueden hacer las autoridades sería hacerse weyes como el ex presichente Calderón cuando quiere hacernos creer que desconocía las movidas chuecas de su cacharpo, García Luna Productions.
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