En vez de exigir piso parejo, pues claramente no lo necesita por ser quien es y venir de donde viene, Marchelo Ebrard debería de ponerles un ultimátum a sus asesores que se ve que lo quieren hundir. Primero le quitan el traje para calzarlo con playeritas y chanclas que no le quedan, va con los comunicadores más anticuatroté que encontró y, ya para colmo, sale con la mafufada de que en caso dado llamaría a Andrés López, hijo de AMLO, para una supuesta secretaría de la 4T (cosa que amablemente declinó, como era lógico). O sea, quién lo couchea, ¿Diego Cocca, Monreal o Dante del Nabo?
O sea, para subirle el nivel a la contienda, Marchelo, podría exigir piso parejo para las mujeres con las que ha compartido lucha política y que ahora son atacadas de manera muy rabiosita por los rabiosos de siempre, aunque ahora mismo mantenga una competencia, como Claudia Sheinbaum. Ella, peluseada y menospreciada desde una lógica machista, misógina y heteropatriarcal de la más baja estofa (el punto culminante con Pepe Cárdenas y Leo Zuckermann albureando a sus costillas como si estuvieran en La Pulquería 2). O sea, todo proviene del beneplácito de AMLO como macho alfa y no de sus propias capacidades como alega una de las grandes fakeministas de nuestro tiempo, la dotora Dresser.
Y qué me dicen de la nueva secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, atacada por el muy heteropatriarcal Club de Tobi del sector opositors, escatimándole sus grandes aciertos en la Secretaría del Trabajo, donde en apoyo a la clase trabajadora hizo exactamente lo contrario que Javier Lozano, una inenarrable vergüenza para la dependencia. Ya lo peor es ver a Robertico Limonta Madrazo, tratando de pegarle malamente a Luisa María con unos argumentos no solo falsos y aviesos sino de ardilla. El dueño de Latinus –para los que Pancho Céspedeses un humanista— seguro trata de desviar la atención del reportaje de El País, donde se explica que en Andorra tienen los datos que confirman que Juan Collado (el abogado consen de mi lic Peña), le compró 3 departamentos en Miami. Hasta le han de haber regalado a Madrazo un show privado de Pit Bull al ritmo de “¡Dámelo nena, dámelo!”
Bueno, no hay ni piso parejo ni para Xóchitl G. a la que Claudio XXX está usando como ariete cotorro mientras encuentra algo mejor, prometiéndole una candidatura presidencial que nunca llegará. Por eso mandaron a Vicente Vox a apoyarla, pues representa una deshonra automática.
Puro piso disparejo.