Política

‘Paquetaxo’ de ‘anorkos’ y condones hacendarios

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Cuando vi que habían unos encapuchados quemando llantas en el Periférico de Ciudad de México, pensé de inmediato que se trataba de aquellos a los que se ha balconeado tristemente por haber tomado la valiente y heroica decisión de recibir una condonación del SAT en los tiempos inolvidables y justos de mi licenciado Peña y Jelipillo Calderón, para no pagar miles de millones de pesos en impuestos a través de un esquema que coloca a la contaduría creativa a niveles insospechados que en vez de castigarse como se pretende ahora, debería de recibir un premio. Y es que no se vale que estos corporativos y empresariales, políticos, deportistas, artistas y personajes admirables de altísima alcurnia moral y emocional tengan que vivir como cualquiera de nosotros, bola de pendejos que no tenemos la protección presidencial para evadir impuestos.

Digo, ni modo que uno, triste mortal, esté al nivel de Chivas, Pachuca, Gloria Trevi, Yeidckol, Televisa, Cabal Peniche, La Gaviota, Ahumada y varios más.

Y hay razón para que estas personas, que tanto han colaborado en el engrandecimiento de la patria, no tengan que pasar por la ruda terapia de andar cumpliendo con las obligaciones fiscales, que son tan tortuosas que uno se siente como José José en manos de Sarita. Es más, hasta me extraña que no le hayan condonado también los impuestos a los tratantes de facturas blancas que tanto defiende el prianismo con un entusiasmo de anorko huachicolero. Ojalá no se tarden, porque se me ocurre que hasta se podría armar un paquetaxo de condones fiscales solo para grandes mexicanos como el subjefe Diego, al que le condonan los impuestos, le perdonan el predial y está en todos los complós. De grande quisiera ser como él, ya hasta me voy a dejar las barbas para que todo sea de ídem.

Como quiera que sea, los anorkos demostraron bien su profesionalismo al madrear un anuncio por turno, tirando patadas como del Moo Duh Kwan, haciendo katas y mugiendo cada vez que daban un golpe mortal mientras las cámaras y micrófonos de los medios de comunicación los encapsulaban para tomar sus arquetípicas gimnasias como de Viruta y Capulina. Al final de su show se fundieron en un abrazo sincero, como el de los hijos del Príncipe de la Canción. Supongo que las jefecitas de estos anorkos a la antigua los hayan recibido a chanclazos.

jairo.calixto@milenio.com
@jairocalixto

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Jairo Calixto Albarrán
  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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