Para reponerse luego de los complejos soplamocos que les puso Donald Trump con su peluseo a Zelenski y los reconocimientos a la presidenta Sheinbaum, la oposición se sintió muy emocionada con la imagen de Milei entregándole a Elon Musk la motosierra con la que lo alentó a acabar con los derechos sociales, correr a toda la administración pública para dejar al gobierno yanqui solamente en el puro cascarón y a merced del mercado y las oligarquías que no son muy humanistas que digamos. Tanto en Estados Unidos como en México, vemos a los libertarios persiguiendo y demandando a los periodistas que los cuestionan.
Cómo suele ocurrir, los derechairos sacaron a pasear a sus trolls, bots y jéiters con su tambache de noticias falsas, convocatorias a la histeria colectiva y sus debidos arrebatos cavernarios. De Alitiitito Moreno a Calderón, pasando por Markititiito Cortes y los paleros de Alazraki, y toda la corte mediática de los milagros, recrudecieron su pensamiento ultraconservas en almíbar, misógino, clasista y profundamente autoritario. Todo concentrado en que esto es un narcogobierno, cuando es su héroe García Luna Productions y compadre del expresichente Jelipillo, el que está en el tambo por trabajar para el Cartel de Sinaloa. Y luego nos enteramos que el abogado del Mayo Zambada tiene vínculos con el PAN.
Cómo estará la cosa que hasta le aplaudieron a Eduardo Verástegui cuando en esta reunión de la Ultraderecha internacional, hizo el saludo nazi con mucha enjundia. Un performarce que lo llevó, al que a Musk y a Bannon (ex asesor fundamental de mi Donald) a tratar de explicar que no era tal, que en realidad le estaba hablando a un mesero. Uno podría respetarlos si se autonombraran nazis sin ser vergonzantes, pero todavía les da cosa autonombrarse más arios que ninguno. Supongo que temen el juicio del Capitán América e Indiana Jones, en cuyas películas había combatiente hilo conductor: “Hay demasiados nazis”.
Tampoco hay que olvidar que sería solo un poquito contradictorio que, luego de tanto apapacho a Israel, salieran con que en realidad lo suyo son las svásticas.
El problema de esta ideología es que es muy radical en su sectarismo. Bien lo dice Sabina Berman, los nazis acaban con quienes no son nazis.
Se pensaba que no había manera de desprestigiar más a los nazis, pero Verástegui lo ha conseguido. Cuentan que mientras espera la resolución del INE para su partido, duerme tapado con una sábana blanca y un sombrero de cucurucho.