Me llamó la atención que Jelipillo y el mini Jelipillo, además de los sarmientos, ferrices, la Zavala y toda su fanaticada, estuvieran trabajando horas extras tratando de empujar una narrativa apoyadora del intervencionismo kukluxpanista. Tan así que luego luego Markititititito Cortés y todo el Cártel Inmobiliario del PAN ya estaba tomando tutoriales de Marines colaboracionistas y republicanos trumpistas for dummies. No descansan ni sábados y domingos y tuitean con tal fruición en contra de la dictadura macuspánica que, tristemente, se ven un poco demasiado artificiales.
Si tuiteas por obligación pierdes por necesidad.
Bueno, hasta Sandra Baticuevas tuvo más éxito que la fifisauriza en éxtasis, sobre todo ahora que se siente la nueva Kinky Téllez porque ya la imita Denise Dresser, regando los jardines de su alcaldía suya de ella (una verdadera alegoría de su capacidad para regar el tepache) y cuando hizo un enérgico llamado al PRIAChu para no ser tibios —que se suelten los madrazos— en la presentación de la candidatura perredista tibio entre los tibios, Cházaro-Cháfaro (otra alegoría sobre cómo se riega el tepache).
Lo de recurrir a Brozo, el Trujillo Tenebroso y a Loret, en una especie de CarFool Karaoke para hablar de feminismo siendo connotados fakeministas, fue un exceso. Casi ponen a Franco Escamilla ese cavernicolita falocentrista y heteropatriarcal que hace ver al subjefe Diego como un activista por las causas LGBTTIQ+.
Un gran esfuerzo de los calderonistas para generar una cortina de humo para invisibilizar al abogado de García Luna Productions que dejó entrever que su cliente podría colaborar en calidad de testigo cooperante, pues tiene pruebas de que varios expresichentestuvieron narco relaciones peligrosas.
La única buena noticia que recibió el sector opositors es que Lozoya Lozoyita no llegó a un acuerdo con la FGR (quería pagar todos sus estropicios con pura morralla, que no la friegue) y se irá a juicio con la esperanza nada mal infundada de que bajo la férula de la señora presidenta Norma Piña, podrá regresar pronto al Hunan a echarse un refrigerio para reencontrarse con su fotógrafa favorita que acecha en la maleza.
Y todo se acabó cuando ganó Pinocho y todo fue Guillermo del Toro. Ojalá en la categoría de Mejor película extranjera hubiera ganado Argentina 1985, para que en el sector opositors, Krauze, la Dresser y Fox vean lo que es una verdadera dictadura y no estén diciendo puras jaladas.
Jairo Calixto Albarránjairo.calixto@milenio.com
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