Según yo algo le están echando al agua que toma la oposición, pues están declarando cosas muy extrañas, como producto de delirios muy delirantes que solo se experimentan al entrar por una de las puertas falsas de la percepción. Quizá por eso Marchelo Ebrard armó todo un numerazo lleno malabares, catafixias y melodramas rancheros para hacerla de emoción, en vez de renunciar a Morena porque no lo eligieron por dedazo ni lo apapacharon cuando hizo tremendo berrinche.
Digo, así nos hubiéramos evitado todo este aburrido show que lo único que ha conseguido es ahondar en el desprestigio de Ebrard sobre todo cuando, con el único fin de destruirlo, salió a apoyarlo Jelipillo el Calderonícola.
Solo así, con la ingesta de algún elemento extraño, se puede entender que la señora Gálvez diga que su destino político se lo reveló una mariposa color gelatina de grosella. Lástima que no pudo grabar esa epifanía, por eso no se dio cuenta de que en realidad no era una mariposa tecnicolor, sino un pterodáctilo de los Picapiedra del PRIANChu.
A lo mejor, producto de tantas alucinaciones, se le olvidó aclarar todo el merequetengue sobre aquel departamento en Las Lomas por el que tanto lloró cuando lo tuvo que entregar por una apuesta (ese que tenía que vender y darle los recursos al Colegio Salesiano) y que casualmente terminó vendiéndole a Mariana Gómez del Campo que, también por casualidad no lo incluyó en su declaración patrimonial pues, casualmente, sigue siendo de Lady X. Todo esto producto de una investigación periodística de la siempre puntual Daniela Barragán en el portal Sin Embargo, que tiene grandes revelaciones.
Y qué decir de las afectaciones sufridas por dos notabilísimos intelecuáles voxistas del sector opositors, Sergio Darkiento y el ChikiliQuadri que, en plena conmemoración del Golpe de Estado en Chile, alegan que Salvador Allende era un autócrata, que acabó con la economía y que prácticamente animó a los militares a movilizarse en su contra. Se ve que en su época el ácido fólico andaba escaso. Solo les faltó decir que Nixon era un humanista, Kissinger una hermanita de la caridad y que Pinochet no era un asesino sino un sátrapa muy guapo y de cartón.
Cómo estará la cosa que el mejor opositor es Verástegui, cuya tolerante feligresía lo defiende demandando democráticamente a quienes lo critican como el monero Jerge. Es lo malo de que haya quienes no se quieren regresar a la edad media.
Marchelo, como mi licenciado Peña, no se quiere someter a esa señora. Chale.