No sorprende que el sector opositors trate de utilizar un incidente en el Tren Maya para magnificarlo de manera histeriquita, prácticamente poniéndolo al nivel de cuando se desploma el Tren bala de Brad Pit con Bad Bunny, en medio de descarrilamientos feroces, explosiones infinitas y matazones despiadadas.
Es lo que han hecho desde el principio, exagerarlo todo, mentir las más de las veces y hacerse siempre las vístimas triunfante y autodenominarse perseguidos políticos con el tonito de Laura Zapata en Rosa Salvaje. Y han repetido tanto la fórmula que solo se creen entre ellos. Y a veces ni así.
Lo que sí suena un poquito psicopático es que muchos opositores de alto octanaje y sus patotas de molcajete con saco de pus incluido, de inmediato hicieron notar su decepción de que el asunto no hubiera sido mayor y más trágico. Una lógica muy reguetonera un poquito retorcida que se ha venido repitiéndose de manera alarmante ante cualquier situación: si alegaban que la torre de control del AIFA más chueca que la Torre de Pisa y esperaban que se cayera tenebrosamente en cualquier momento con todos adentro.
Una aspiración trágica que se confirmó cuando ante los resultados tan adversos en las encuestas para Xóchitl que es más desastrosa que su campaña, los intelectuales de ultraderecha xochilista le rezaban a patas de cabra para que cayera un apocalipshit encabezado por Godzilla para que Claudia Sheinbaum no fuera a ganar.
Algo que se confirmó cuando en otro más de sus desfiguros mediáticos, la dama del mal huipil se atreve a acusar al doctor Gatell de asesino en serie y de ser peor que el doctor Mengele, durante la pandemia. Nada más de acordarme de la paliza que le puso Hugo López Gatell a quienes hace unos meses osaron lincharlo (Pepe Cárdenas por ejemplo), ya me imagino la terapia de choque que le aplicará a doña Bertha si sigue así en ese absurdo e infodémico empeño, pobrecita.
Qué piense la Gálvez en el atraco médico y hospitalario de su amigui Jelipillo Calderón y mi licenciado Peña; que no se le olvide todo lo que ha hecho el imperio de la chatarra y del osito Bimbo en materia de la diabólica diabetes; sin olvidar las maravillas del Cartel Farmacéutico que es más peligroso que el Cártel inmobiliario, sobre todo porque ahí dicen las malas lenguas que medra Roberto Madrazo, además de en el periodismo PANdo de Latinus y Loret.Algo que solo se puede comparar con la ministra Piña defendiendo campos de golf.
Su humanismo es de esos.
