En la misma lógica de Krauze, Laura Zapata, Dresser y Vicente Vox, que frente a la derrota de Xóchitl Gálvez han mostrado sensatez, morigeración y autocrítica, aparece Luz Elena Chávez, la autora de libros como El rey del cash, gran trabajo periodístico sobre cómo López se convirtió en el malo de Malolandia. Anabel Hernández, su prologuista, debe tener envidia porque sus textos tienen menos datos que los de ella.
Y lo mejor del comentario en Twitter es que esta notable humanista, no solo regaña merecidamente a la clase media qué votó por Claudia Sheinbaum por traidora, sino que le desea cosas tan bonitas como que le caigan las siete plagas de Egipto y que pierdan la chamba peor que Zambrano y los chuchos después de la extinción del PeRDeré.
Una cosa muy amable, gentil y nada rabiosa, y solo le faltó a Elenita ponerse como la dotora Dresser, bailando como un alma en pena que va arrastrando cadenas, con la mirada desgobernada.
Algo que solo se puede comparar con el aspirante a reportero, Jorge Ramos, que ante la derrota de su amada oposición prianchuchista, anunciando que los periodistas voxistas y brozosaurios como él, serán el contrapeso de la dictadura macuspánica. El sátrapa debe estar temblando ante la posibilidad de que un periodista que apenas está al nivel de Pedro Ferriz, Rivapayaso, Sarmiento y Adela Micha, busque tumbar al régimen comunista enarbolando sus investigaciones tan documentadas y certeras como las encuestas de Masive Caller.
Exacto, para salvar de la venezolanización cubanoide al México contemporáneo, y antes de que estos agentes del marxismo internacional nos quiten las propiedades que no tenemos (ya se sabe, somos bueyes como dijo Lady X), necesitamos esa clase de periodismo militante. Ahí tenemos a Carmen Aristegui que, sin ánimo misógino ni amarillista, sospecha que la presidenta electa será un títere del Dictador que tiene el delirio de armar un maximato propio.
Así, Claudia no solo no tiene ideas propias y depende del mansplaining obradorista, sino que para satisfacer el sospechosismo de Aristegui, que es como Alazraki, tendría que gobernar como lo haría Claudio XXX: resucitar el aeropuerto de Texcoco, aniquilar los apoyos sociales, dispensar a los plutócratas de pasar impuestos, entregarle Pemex a Iberdrola y así.
¡Maldita clase media, por qué no votaron por Xóchitl! ¿Acaso no pensaron en que Alito Moreno y el PRI podrían perder hasta 298 millones de pesos? No se vale.