Se le dijo, se le dijo a Xóchitl que para qué exponía a su hijo, inexperto, sin tablas, cero empaque político y con una actitud de Junior, papalord y mirreyzazo, prepotente, clasista y violento, y no hizo caso. Qué necesidad, diría Juan Gabriel, Gabriel, de que la candidata lo incluyera en la campaña disfrazado de progre buena ondita, a sabiendas de que su criatura es en realidad es una combinación de Kahwagi, Payazuelos y el hijo de Calderón. Lo de que comparta el gusto por ponerse como el expresichente Calderón pasa -casi todos hemos sido el payasito de la fiestecita- pero que se comporte de manera tan patibularia, que presuma que golpea niñas y que pelusee a los trabajadores sintiéndose el muy muy hijo de mami Senadora y Candidata presidencial, si está del nabo. Sobre todo cuando le dio un puesto de liderazgo que no fue de a gratis en su campaña, en vez de ponerlo a vender gelatinas, chale.
O sea, la mamá no ha dejado de contar con lágrimas de cocodrilo cómo fue discriminada por ser indígena, y el hijo sale con sus prepotencias racistas.
Y lo peor es que el control de daños, que armó el muy limitado Maxito Cortázar, fue un muy falso ejercicio de disculpas por parte del muchacho que se ve que lo hizo por obligación y no por una toma de conciencia real. Al rato saldrán a decir los xochitrolls, xochibots y xochijéiters que todo es culpa de los hijos de López Obrador y del doctor Gatell que se lo llevaron a una noche de copas, una noche loca.
Algo que sólo se puede comparar con la campaña de Santiago Taboada, vendedor de tiempos compartidos en el Cartel inmobiliario del PAN, diciendo sin pudor que es la resistencia… pero resistencia a la verdad y la justicia, que es lo que se ha negado a enfrentar. Ahí están los señalamientos que han llevado a no pocos de sus amiguis al tambo y de los que se siente impune. Es el síndrome muy panista de Ricardo Anaya refugiado tras la barba del subjefe Diego y escondido en Estados Unidos. Taboada quiere gobernar la Ciudad de México para gentrificarla hasta las amígdalas, como ha ocurrido en la alcaldía Benito Juárez que desatinadamente ha capitaneado a fuerza de edificios y condominios muy pero muy derechochuecos.
Como quiera que sea, supongo que Enrique Krauze saldrá a declarar al joven como el nuevo Niño héroe, mientras la fanaticada xochilera alega que el hijo de Lady X era menor de edad cuando hizo sus osos. La misma banda chumelesca que bulleó al hijo menor del presidente con odio y sin piedad.