Me gusta la idea de qué el sector opositors quiera armar una nueva revolución burguesa, a ver si así se animan las fuerzas vivas, sobre todo de la intelectualidá a la que ya se vio que nadie peló, a pesar de sus noticias falsas, encuestas dudosas, pensamientos hiperviolentos, lenguaje altisonante y ejercicios de un clasicismo sin mucha clase. ¡Qué raro! Ni el gato que está triste y blanquiazul está tan triste y azul como Castañeda, Pedro Ferriz, Alazaki, Rivapayaso, Suckerman y tanto y tantos más que llenaban las mesas de Latinus, la Hora de Opinar y Tercer Grado y grandes programas que confirman con los resultados electorales que se han vuelto irrelevantes. Ahora compiten con La hora pico.
Toda mi admiración para doña Josefa Ortiz de Domínguez, perdón Denise Dresser, afirmando sin temor al qué dirán que ella solita salvó a los pobres que iban arrastrando cadenas. Con razón hay quien llama al peladaje esclavo de morenacos que son ciudadanos de baja intensidad. Ese peladaje que dejó sola con su soledad a Xóchitl Gálvez y sus chicles que no pegaron.
Es por eso que la derechairiza, la gente bonita y fifí ya se quieren ir a la Resistance. Qué son 17 millones de votos en contra, cuando puedes dar un golpe de Estado contra el comunismo y recuperar al México de sus recuerdos y nostalgias de la Dictadura Perfecta.
En ese sentido, y con todo espíritu solidario, espero que los oligarcas no piensen dar la lucha combativa personalmente. Si acaso que Laura Zapata cante el himno con los ojos desorbitados en la línea de fuego. Seguramente, como corresponde a su condición de representantes de la alta sociedad, los ultraderechos ya deben estar planeando mandar a las barricadas a su servidumbre. Lo malo es que esta bola de resentidos con toda probabilidad los manden a lavarse las nylon, porque sin duda votaron por Claudia Sheinbaum y no por la candidata del huipil a la que sus patrones los obligaron a venerar. Es lo malo de la lucha de clase.
Cómo quiera que sea, lo malo de haber despertado al monstruo del voto por voto, casilla por casilla, le puede salir a la oposición, el chirrión por el palito y terminen padeciendo una derrota todavía más grosera.
Qué padre que el partido que se autodenominaba más moderno y alejado de las viejas prácticas, Movimiento Ciudadano, haya hecho en Jalisco un verdadero chuchinero, pues ya encontraron 1 millón 200 mil boletas electorales perdidas en un basurero. Kike Alfaro, el Mussolini de la torta ahogada, es un Loquillo.
