Es una verdadera tristeza que un bloque tan homogéneo, tan integrado, que compartían los mismos intereses y tenían la misma vocación ética y política, se haya cuarteado. Justo cuando ya se habían perdido el asco y coreaba el melodramático “Si nos tocan a uno, nos tocan a todos”, se separan vil y gachamente, pior que Belinda y Nodal. Aunque cabe reconocer que esas relaciones entre el PRIcámbrico temprano, el KukluxPAN y el PeRDeré eran más tóxicas que las canciones de Pimpinela, sobre todo porque tenían ahí una suegra más tóxica todavía, Claudio XXX González.
Como diría la música profeta Selena, distinguida intelectual del sentimiento, el problema es que en el fondo eran de distintas sociedades. Si es difícil cuidar una relación de dos, imagínense un trío. Sobre todo, cuando va de por medio la supuesta militarización que hoy tanto horroriza a los grandes militarizadores de la oposición que en tiempos de Calderón y mi licenciado Peña, cantaban aquello de “Ven, militarízame otra vez”. Bueno, tan torpes, que hasta un operativo de la Marina en el Periférico desató mil histerias, cuando en realidad los soldados rescataron a una mujer secuestrada.
Le quieren echar la culpa de todo a Alito, pero entre sus arrebatos, sus alucines, sus melodramas rancheros, sus chichariñas y su sed de poder y dinero les nublaron la mente. Por andar en sus mafufadas anticomunistas de caricatura se olvidaron de lo colectivo para concentrarse en sus intereses mezquinos como personajes de Laura Zapata.
Es increíble que los de la Alianza, sintiéndose los muy muy, hayan dejado al dictador, que jugara con su mente como un gato con su bola de estambre. Cayeron en la trampa como ingenuos charlatanes, que fueron palomas por querer ser gavilanes.
Ese mi Alito Moreno, frente al llanto de Markitititito Cortés después de haberlo humillado, sobajado y puesto los cuernos, le espeta con desdén parafraseando a Pedro Armendáriz en “Cuando la noche cae”: “¿Qué prefieres ser, el primer aliado de un partido de quinta, o el quinto aliado de un partido de primera?”.
Piensen, amiguis del sector opositors, que no se murió el amor, muy al contrario sigue avivando el deseo a diario, sin descansar jamás, sin desfallecer. Más aún porque ahí tienen a los chuchitititititos que se van a quedar desamparados.
Ese Alito es tremendo, casi llega al nivel de mi Tatankita queriendo regresar a la UNAM al ritmo de voy derecho, no me quito y si me pegan me desquito.
Jairo Calixto Albarrán