La Loca Academia de Juniors Tóxicos recibe con aplausos el proyecto del ministro Alcántara Guaguancó -profesional de pachangones en lo oscurito con la ministra Piña y Alitititito Moreno que quiere echar pa’ atrás la democratización del Poder Perjudicial, pues lógicamente no quiere perder sus PRIvilegios. Digo, si estuviera en sus babuchas Gucci, yo también buscaría chicanadas hasta debajo de las piedras para darle una calentadita barbárica a la Constitución. Lo malo es que tanta maroma jurídica que ya quisieran los del Cirque du Soleil, también incluye sus debidos lamentos boricanos porque la oposición no tiene el poder por culpa de un pueblo ignaro y macuarro.
Claro, en medio de su perorata, Alcántara Guagancó deja que se asome el espíritu chocarrero de “la resistencia” para acabar con la dictadura apoyada por comunistas y chairos.
Me imagino al de la toga redactando todas estas maravillas dando saltos, echando espuma por la boca y gritando como Leonardo Schwebel. Y calculando dejar la Tremenda Corte para recibir los nada frugales emolumentos para su retiro, dejando al proletariado perjudicial colgado de la brocha.
Cualquiera diría que al ministro Alcántara Guaguancó lo asesora Chuchito Silva-Herzog Márquez de la Colina y Bárcenas Uruchurtu y López Porpillo que, citado por junior tóxico de Claudio XXX, afirma: “Sheinbaum encabeza autoritariamente un régimen autoritario”. (No se rían, es un gran esfuerzo lírico, aunque muy cursi).
Algo que solo se puede comparar con la ministra Piña que, si confunde los constitucional con lo inconstitucional, también puede confundir un “encapsulamiento” con “represión”, en referencia al puñado de sus apoyadores que fueron a manifestarse a la Fórmula 1. No es tan difícil: sin cocolazos, pistoletazos, tortura o cárcel, no es re re re represión.
A lo mejor Alcántara Guaguancó podría ganar algo de apoyo para salir a amparar a la niña Esmeralda que el gobierno panista de Querétaro quiere encarcelar y de paso obligarle a pagarle 500 mil pesos al violador. Ese fiscal Jenrruchín, Antonio Jesús Hernández, es un humanista. Casi tanto como el operador del gober Kuri (Fury?), creo que le dicen Lucifer, ah, no Felifer Macías, que estaba más preocupado por los perros que atacan manifestantes que por los artesanos indígenas a los que les aventó los furiosos canes. Qué raro que Norma P. no abogara por la niña ni por los indígenas, ni modo que la justicia sea clasista.
Así está difícil, nomás no se les da.