Son migrantes que salieron del estado de Puebla siendo niños y que llegaron a Estados Unidos para reunirse con sus padres o familiares. Del otro lado de la frontera, son conocidos como “soñadores” porque nada los detiene.
Dentro de Estados Unidos, se tienen registrados a más de 600 mil “soñadores”, entre ellos, más de 80 mil nacidos en territorio poblano. Llegaron al país vecino del norte siendo niños y, en la actualidad, son fundamentales por las diferentes actividades y trabajos que realizan.
En tiempos del presidente Barack Obama, la Casa Blanca desarrolló una estrategia para que los menores tuvieran un permiso especial que les otorga el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca, por sus siglas en inglés).
El gobierno de Donald Trump los persiguió y quiso deportarlos. Por su parte, Joe Biden, actual presidente, buscaba hacer modificaciones al programa ante el análisis que realiza un juez de Texas que en 2021 congeló nuevas solicitudes para participar del programa, con lo que, no hay nuevos “soñadores” beneficiados.
Los opositores al programa de apoyo a los “soñadores” que son encabezados por Donald Trump, aseguran que el programa DACA para los soñadores es financiado con dinero de los contribuyentes norteamericanos, es decir, se oponen a tal destino de los recursos.
En Puebla, la Universidad Iberoamericana reunió a parte de los “soñadores” con sus familias en días pasados. Los jóvenes que estuvieron en la institución jesuita forman parte de los que resultaron beneficiados con el permiso humanitario advance parole o con el programa Daca.
La iniciativa les permite a las y los mexicanos que migraron en su infancia, regresar al país a través de jornadas académicas y culturales, en las que también visitan sus estados de origen, y posteriormente retornar a Estados Unidos de manera documentada y avanzar en sus estatus migratorios.
Ante el panorama que viven los llamados “soñadores”, es fundamental que tanto el gobierno de México como el de Estados Unidos establezcan acuerdos para brindarles apoyo a los jóvenes que, sin duda, están formando una nueva familia binacional que no distingue fronteras y que buscan el bienestar común de ambas naciones.