Los migrantes que llegan a Estados Unidos sin la documentación correspondiente para acreditar su estancia legal, entre ellos, los poblanos, se desempeñan en actividades económicas que son clave para mantener al país en movimiento: agricultura, construcción, asistencia sanitaria y servicios de limpieza.
Para la actual administración federal del país vecino del norte, es fundamental encontrar un enemigo que se traduzca en legitimidad y, al mismo tiempo, en niveles de aceptación por parte de los ciudadanos. Ante esta necesidad de un oponente, el gobierno norteamericano tomó a su rival más débil, los inmigrantes y, en particular, se está concentrando los que trabajan en la agricultura, desempeñando roles esenciales en la producción de alimentos.
Ante el endurecimiento de las redadas, el sector agrícola es uno de los más afectados. El problema empeora porque la falta de mano de obra migrante no se puede sustituir en estados como California.
El gobierno norteamericano ya colocó el nivel de atención en donde quería y, al mismo tiempo, está generando discusión y está marcando agenda. Con ello, se presentan distractores y se olvidan los cuestionamientos a la administración.
Las redadas de las últimas semanas se concentraron en campos de cultivo y granjas de zonas como el condado de Ventura, en California; así como Nebraska. A la par, diferentes trabajadores dejaron de asistir a sus áreas laborales por miedo a ser detenidos.
El gobierno de Estados Unidos confirmó que no habrá amnistía para los trabajadores migrantes que laboran en los campos. Datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos revelan que, entre 2020 y 2022, aproximadamente, dos de cada cinco de los trabajadores agrícolas carecían de estatus legal, lo cual, dimensiona parte de la situación que está viviendo el campo norteamericano.
Las amenazas y los operativos continuarán hasta que, en algún momento, el gobierno norteamericano aplique su plan de otorgar a parte de los migrantes un “pase temporal” para que puedan seguir trabajando, aunque sin beneficios permanentes. La historia se repite: Estados Unidos abre y cierra sus puertas a partir de sus necesidades de mano de obra.