Ante una combinación de factores como los problemas económicos que enfrentan las familias en México y en los países centroamericanos por la pandemia de la covid-19 y el inicio de la gestión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, quien impulsa un programa para otorgar la ciudadanía a quienes suman ocho años trabajando y aportando impuestos, el llamado “sueño americano” aumentará.
En su primer día como presidente, Joe Biden presentó el proyecto de ley de inmigración que incluye el otorgamiento de la ciudadanía para unos 11 millones de indocumentados que cumplan pago de impuestos y carecer de antecedentes penales.
La información de la llamada Ley de Ciudadanía de Estados Unidos de 2021 ya llegó a las zonas expulsoras de migrantes y, el deseo de salir para buscar un mejor nivel de vida resurgirá y se volverá a colocar el territorio norteamericano como la opción ante las adversidades actuales.
De acuerdo con el gobierno de Biden, la iniciativa, que ya está en el terreno de ambas cámaras legislativas, dominadas por los demócratas, pretende administrar y proteger la frontera, mantener a “familias y comunidades seguras, y administrar mejor la migración en todo el hemisferio”.
La nueva política migratoria se aprecia como la apertura de las puertas de Estados Unidos a los migrantes, quienes son clave en la economía y en la recuperación ante los efectos de la pandemia con efectos catastróficos.
Si se consolida el proyecto legislativo y más de 11 millones de indocumentados logran la ciudadanía, en Estados Unidos se registraría la mayor reforma migratoria y superaría a la que se concretó durante la gestión del presidente del político republicano, Ronald Reagan, que legalizó a tres millones de indocumentados en 1986.
Hace casi 35 años, la entrega de “papeles” se tradujo en un amplio fenómeno migratorio en poblaciones de la Sierra Mixteca, en la región de Atlixco y en la zona de Cholula de Puebla. En aquellos años, una gran cantidad de connacionales se emocionaron y emprendieron el camino para cumplir con el “sueño americano” en busca de recursos económicos.
A finales de la década de los 80 y principios de los 90, el fenómeno migratorio se reforzó y cientos de familia se separaron luego de que se registró la idea de ganar en dólares en empresas textiles y en los campos agrícolas del país vecino del norte. Hoy, las circunstancias son diferentes, pero la opción de la migración como un sueño que se pueda hacer realidad se volverá a reforzar ante la incertidumbre.
jaime.zambrano@milenio.com