La metáfora del pájaro muerto atraviesa el libro Contra el progreso (Paidós, 2025, 169 pp.), de Slavoj Žižek (Liubliana, Eslovenia, 1949), quien la plantea en este impecable párrafo de arranque:
“En la película de Christopher Nolan El truco final (El prestigio) [2006], un mago hace un truco con un pajarito que desaparece en una jaula aplastada en la mesa.
Un chiquillo del público empieza a llorar, afligido por la muerte del pájaro.
El mago se acerca a él y termina el truco haciendo aparecer suavemente un pájaro vivo de su mano; pero el niño no está convencido e insiste en que debe de tratarse de otro pájaro, el hermano del muerto.
Después del espectáculo, vemos al mago solo, tirando un pájaro aplastado a la basura, donde hay otros muchos pájaros muertos.
El muchacho tenía razón.
El truco no podía hacerse sin violencia y muerte, pero su efectividad depende de la ocultación de los residuos rotos y escuálidos de lo que ha sido sacrificado, deshaciéndose de ellos donde nadie importante los vea.
Ahí reside la premisa básica de la noción dialéctica de progreso: cuando llega una etapa nueva y superior, debe de haber un pájaro aplastado en algún lugar”.
Uno de los pájaros muertos del actual “progreso” (las comillas tan horribles como necesarias en esta frase) es la noción de verdad.
Ya sabíamos que de repente, con el auge de las nuevas tecnologías de la información, comenzamos a convivir con un maremagno de noticias falsas o fake news.
Este tipo de noticias, claro, ya existía, pero no en la cantidad que nos invade ahora.
En la era preinternética, digamos, una noticia falsa podría ser rastreada y desenmascarada por alguien, y el público podía sopesar, a veces demasiado serenamente porque le sobraba tiempo, los argumentos puestos a su consideración.
Las cartas se apoyaban en una mesa con dimensión humana, podían analizarse sin apremio.
Hoy, ante la superabundancia de falsedades, se ha creado en el público una especie de bloqueo: entre miles, llega una notica falsa más y nadie se dedica a desmontarla porque eso requeriría tiempo y paciencia, y si lo hiciera y presentara el resultado todo haría pensar que su indagación ha producido otra noticia falsa.
La respuesta ante las fakes es pues, ahora, la indiferencia, pasar pronto de largo para que la verdad se reafirme como un pájaro muerto más de la infodemia que el progreso nos ha traído.