Política

Dos historias paralelas separadas por el tiempo

Hoy se cumplen 18 días de la invasión desatada por Putin contra Ucrania. Hasta el momento son más de mil 300 las bajas de la población civil, incluidos los bebés del genocidio del hospital infantil de Mariupol bombardeado por aviones rusos.

Hace 174 años, tuvo lugar una invasión paralela a ésta. Remontemos la historia: En 1823 el gobierno mexicano decidió abrir la frontera de Texas a los colonos gringos. ¡Craso error! Ellos arribaron con su cultura, su idioma, su beligerancia y su ambición colonialista. En menos de 30 años ocuparon los territorios de Texas, Nuevo México, Utah, Nevada, Arizona y California. Entre 1844 y 1848, nos invadieron por la vía armada. “Oficialmente” se adueñaron de la mitad de nuestro territorio. Según ellos, su victoria militar era prueba de que Dios estaba de su lado. Bajo esta cretina idea masacraron a miles de mexicanos. Fue un genocidio implacable y un despojo descomunal.

La peregrina ocurrencia de que Dios estaba de su lado, surge de la cabeza de un tal James Monroe, a la sazón presidente de Estados Unidos. Él, en sus delirios de grandeza acuñó la frase: América para los americanos. La frase llevaba implícita la teoría del manifest destiny (destino manifiesto), o doctrina Monroe, la cual fue su coartada para iniciar su proyecto expansionista.

Según la doctrina Monroe, los gringos tienen legitimidad política para ocupar territorios de otros países. A este absurdo lo ampara la descabellada creencia de que ellos tienen el deber moral de velar por los designios divinos, los cuales según su fanatismo puritano es un privilegio que Dios les otorgó. De ahí surge la frase: In God We Trust, plasmada en las monedas y billetes gringos.  

El concepto Destino Manifiesto apareció por primera vez en un artículo que escribió en 1845 el periodista John L. O’Sullivan en la revista Democratic Review. En ese artículo, O’Sullivan menciona “las razones” de la expansión territorial de Estados Unidos y propone la anexión de Texas. El texto decía: “El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por Dios”. Muy pronto, políticos y líderes de opinión se sumaron a este demencial concepto para justificar su expansión imperialista. Su objetivo: conquistar a sangre y fuego nuevas tierras para llevar a toda América la “luz de la democracia y la civilización”.

En el siglo XlX y parte del XX el intervencionismo gringo fue una realidad. La injerencia armada en Chile y el asesinato de Allende, la invasión de República Dominicana en tiempos de Juan Bosch, la contra en Centroamérica, la invasión de Granada y en 1989, la invasión a Panamá para sacar a Noriega. No menciono el asunto de Bahía de Cochinos en Cuba, porque fue un rotundo fracaso para los gringos.

Respecto a las múltiples intervenciones en Oriente Medio, otro día “hablamos”.   

Colofón

Hoy Ucrania padece una invasión armada implementada por Putin. No satisfecho con haberse apoderado de Crimea y Sebastopol, ahora pretende, a costa de lo que sea, adueñarse de Ucrania

Los mexicanos estamos de tu lado Ucrania. Basta de invasiones imperialistas.

Jaime Marín

jaimemarinsr@jmarin.com


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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