Agradezco la oportunidad que me brinda esta casa editorial “Grupo MILENIO” de compartir con ustedes estimados lectores sobre diversos temas de interés general, a través de esta columna invitada denominada “DE FRENTE A LA CIUDADANÍA”, creo firmemente que es mediante la libre discusión de las ideas y los procesos deliberativos y participativos como seremos una mejor sociedad.
En esta ocasión abordaré un tema que está latente en todo el mundo porque es una realidad cotidiana, la migración, si nos remitimos a la definición de la RAE (el desplazamiento geográfico de individuos o grupos, generalmente por causas sociales o económicas), entenderemos que este fenómeno es inherente a los seres humanos, que ha estado y estará presente a lo largo de nuestra historia, como ejemplo las cifras que hablan que el 3.3 % de la población mundial es de migrantes y sin duda la cifra va a la alza.
Hace algunos años atestiguamos la migración en las fronteras de Europa por el conflicto armado en Siria, la ONU lo denominó “La mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”, millones de personas migraron y ante ese fenómeno vimos diversas respuestas, para mí, una muy destacable fue la de Alemania, que abrió sus puertas a miles de Sirios, este caso vine a mi mente por el tema reciente que vivimos en nuestro país con la “Caravana Migrante”, he sido testigo de muchas y muy variadas reacciones ante este fenómeno social, para el caso de nuestro estado también he pulsado diversos comentarios, algunos a favor y otros en contra, lo que me lleva a reflexionar sobre el tema y compartir estas líneas.
Pienso que todos conocemos o cuando menos sabemos de alguien que por diversas razones ha tenido que desplazarse a otro lugar buscando nuevos horizontes, un conocido, amigo o incluso familiar que ha migrado por un mejor trabajo, por razones de estudio o por necesidad, en amplio sentido todos conocemos a un migrante, si no es que en alguna etapa de nuestra vida todos hemos sido migrantes, por eso creo que es vital humanizar este fenómeno y terminar con la xenofobia. Nada fácil debe ser el verte forzado a partir de tu lugar de origen dejando atrás, familia, hogar, amigos, escuela y demás lazos para enfrentar cientos de peligros y aún más el rechazo de las personas que ven tu llegada como un problema. También entiendo la otra arista del tema, y es exigible por parte de quien recibe la migración, que los recién llegados se comporten a la altura de la circunstancia, que se conduzcan en un margen de respeto y legalidad ante la nueva realidad que abrazarán, ya sea por el tiempo que dure su paso o más importante aún, si su estadía será duradera.
Soy un convencido que entre todos debemos fortalecer el Estado de derecho ya que es la base de una sana convivencia y todo aquel que se encuentre sobre el suelo Mexicano e Hidalguense debe conducirse con respeto a la ley, pero también creo que este fenómeno nos enriquece, Hidalgo siempre ha sido un estado de puertas abiertas y tal es el caso que en nuestra historia están fundidos los antecedentes de los migrantes Libaneses, Españoles e Ingleses que ayudaron a construir lo que hoy somos, por eso ambas partes deben hacer lo que les corresponde para que el lugar común que se comparte siempre sea mejor.
El reto es construir un andamiaje legal en apego a los Derechos Humanos, que ponga en la balanza tanto los derechos como las obligaciones de ambas partes ante dicho fenómeno, y así brindar seguridad, estabilidad y prosperidad en un orden democrático global.
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